- Luces – dirigió su mirada a la pared en busca del interruptor, aunque no fue necesario. Segundos después de él haber dicho esa palabra, la estancia empezó a llenarse de luz.
Lo siguió hasta la habitación, donde la puso delicadamente sobre la cama.
- Trae un vaso y agua – no fue difícil ubicar la cocina. Tomo un vaso y una jarra con agua de la encimera.
Vio como le mojaba ligeramente los labios y Cristina respondía bebiendo poco a poco. Fue al baño y regreso con un botiquín.
Empezó limpiándole el rostro hasta terminar cubriendo las heridas con cinta.
- Ayúdame a cambiarla. Encontrarás pijamas en ese cuarto. Elige la que quieras, volveré luego – asintió.
No solo encontró pijamas, sino también una gran variedad de ropa para cualquier ocasión, zapatos, bolsos, accesorios... una habitación completa. Tomo un pijama cualquiera, todos se veían cómodos y sencillos. Termino de cambiarla y suspiro al encontrar hematomas solo es su brazo izquierdo.
Ya era muy tarde y aunque deseaba dormir, había una cuestión sin resolver. No podía quedarse. Debía volver con la familia Echeverría y el conductor se estaba tardando en regresar.
Salió de la habitación dejando la puerta a medio cerrar. Cerro los ojos. Había sido un largo día. Respiro profundo. Un delicioso aroma invadió su nariz. Era dulce, fresco y ligero.
Ahora que Cristina estaba descansando, se permitió observar su casa.
El lugar donde Cristina vivía era por poco un penthouse. Contaba con sala de estar, comedor, cocina, un gimnasio pequeño, un taller equipado con todo tipo de instrumentos de diseño arquitectónico y un... dormitorio. ¿Cómo era que solo había un dormitorio? ¿Dónde dormía su compañera? ¿Acaso compartían cama? No era raro, ellas en muchas ocasiones lo hicieron, pero ¿cómo era posible que a cada paso que daba, no encontrara rastros de la presencia de una segunda persona? En el baño solo había un cepillo de dientes, la ropa interior estaba separada en grandes grupos como pantis, sostenes, medias. Solo había una foto y en ella salía Cristina y su padre.
Aún recordaba ese día. Fue tomada dos días antes de la celebración de su cumpleaños número quince. Estaban terminando unas tareas mientras escuchaban música y el ruido de un cachorro entrando asustado en la habitación con un precioso moño rosa más grande que él, las distrajo. Zir, así lo llamo, no tuvo una larga vida, murió aplastado por un tractor tiempo antes de que ellas terminaran el colegio. Aunque fugaces, fueron buenos momentos.
El clic de la puerta la saco de sus ensoñaciones. El chofer estaba de regreso.
- ¿Qué haces? – dejo la foto en el puesto.
- Lo estaba esperando.
- Pensé que estaban dormidas.
- No puedo. Tengo muchas preguntas...
- Este no es el momento más adecuado para pensar en eso. Te necesita – señalo la habitación – luego le podrás preguntar lo que quieras.
- ¿Vive sola?
- Claro – asintió con un ceño fuertemente fruncido – solo quédate junto a ella. Tú debes ser importante, no paraba de mencionarte.
- Gracias por avisarme... ¿Cuál es tu nombre?
- No es importante – afirmo poniendo las cosas de la bolsa en los cajones respectivos.
- Ok. Pero, puedes decirme ¿Quién es Sneyder?
- Un hombre muy peligroso. Nunca debió meterse en su camino, lo único que le ha traído son desdichas.
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♥ Fue un Error Conocerte ♥
Romance¿Cuántas veces nos hemos resistido a aceptar la realidad? ¿Cuántas veces nos hemos esforzado por controlar lo que está fuera de nuestras manos? ¿Cuántas veces nos hemos arrepentido de haberlo o no hecho? Y no importa, porque seguimos aquí. Siguiendo...