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¿Qué podía pensar al respecto? Tal vez había actuado un poco apresurado, pero era su amiga. Aunque las cosas no hubieran terminado bien, ella seguía siendo y sería su mejor amiga.

- Cristina, está muy borracha, ¿puedes venir por ella? – recordó las palabras del hombre al otro lado en la línea.

¿Borracha? Había olvidado la última versión que Cristina le mostró. Al separarse, era una persona diferente. Se había adaptado a la sociedad. Adquiriendo cualidades de la mayoría de los jóvenes. Fiestas cada fin de semana e incluso entre semana. Cambio de color de cabello, se puso pircing y se tatuó. La apacible e inocente chica había dejado de existir.

- ¿Dónde está?

El hombre le dio la dirección, anotándola en un trozo de papel cualquiera. Mientras llamaba un taxi se cambió de ropa, sin fijarse mucho en si se veía presentable o no. Tomó las llaves, su celular y salió.

Emocionada, se imaginaba abrazándola de nuevo y diciéndole lo mucho que la extrañaba. Se sentía como en aquellas vacaciones en las que con su padre, se fue al extranjero. Habían sido las vacaciones más largas de su vida. Al terminar el día marcaba con una X el calendario en una cuenta regresiva hasta su regreso.

El taxi tardo más de lo esperado. Lo abordo rápidamente y le dio la dirección al conductor.

La sensación de saber que estarían juntas otra vez, era simplemente maravillosa. Una sonrisa se dibujaba en sus labios cada dos por tres. Con ella todo era mejor.

Quería llegar pronto. Constantemente miraba el celular viendo el tiempo pasar. Al fin, tras una hora y media, llegó. Era una zona de bares y discotecas. Identifico el lugar. Marco de vuelta el número de Cristina.

- Hola, ya estoy aquí.

- ¿A dentro?

- No estoy en la acera al frente del lugar - exactamente estaba en la acera opuesta.

- ¿Qué esperas a entrar?

- Entro y después... ¿Qué?

- Cuando entres debes dirigirte a la tercera planta, allí encontraras a dos hombres de seguridad. Debes decirles que Sneyder te espera.

- Listo.

Se acercó al hombre del tamaño de un gorila que mantenía a un grupo de personas formadas en fila mientras dejaba entrar a otras.

- ¿Qué crees que haces? – le pregunto molesto.

- Voy a entrar.

- Haz la fila, como todos.

- Pero, ellos no...

- Haz la fila.

Que ser tan despreciable. ¿Cómo podía la gente ir a lugares donde los trataban tan mal? No quería problemas así que se ubicó al final de la larga fila, haciendo caso omiso a la reacción de gracia que había provocado en los demás. Su máxima preocupación, era Cristina.

Había avanzado en veinte minutos tan solo lo mitad. No comprendía por qué unos hacían la fila como tontos y otros entraban así como así. Tampoco preguntaría así que se mordió la lengua y espero. Su celular sonó.

- ¿Qué sucede? – pregunto el hombre molesto.

- Nada. Estoy esperando para entrar.

- ¿De qué hablas?

- Estoy en la fila.

- No puedo creerlo – lo escucho bufar – tu amiga está en problemas y ¿tú estás haciendo la fila? Esperaba más de ti.

♥ Fue un Error Conocerte ♥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora