♥ 25 ♥

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Era la primera vez que en octubre la casa de los Echeverría acaparaba la mirada de los vecinos y transeúntes, y todo era gracias a Thomas, que emocionado por el día de Halloween, se había encargado de montar un gran espectáculo visual.

En el césped, al frente de la casa, realizó la huerta más siniestra que Valeria había visto en su vida, era un escenario de película de terror para niños. Filas de calabazas con caras locas, un espantapájaros sombrío y muchos cuervos con ojos que veían hasta lo más profundo de las entrañas. Al otro lado, cerca al buzón, se alzaba una planta carnívora con el brazo de un mensajero colgando entre sus dientes y detrás de ella una infestación de zombis y raíces gigantes, que invadían incluso el pórtico. Y, no se había olvidado de las brujas, pues en el techo acechando se hallaba una.

Dentro de la casa había sombras terroríficas, murciélagos, arañas, telarañas, y calaveras.

La emoción efervescente de Thomas, lo llevó hasta el jardín en el que Lola trabajaba, dándole un toque hermoso a la casa de su hija, la cual no compartía su amor por las plantas, cuando iba de visita. Lola lo había mirado con desaprobación, de todas las cosas con las que pudo adornar el maravilloso jardín, eligió un sapo gigante lleno de verrugas y un letrero escrito con pintura roja que decía: Peligro.

A la luz del sol, era un magnífico escenario, pero al caer la noche, todo tomaba vida. Sus cuerpos destellaban luz y producían sonidos tan escalofriantes que era necesario el uso de audífonos para dormir.

Era un gran fanático de esa festividad y Gloria le cedió la casa para que hiciera lo que quisiera, lo cual a la hora de asear se complicaba, ya que era difícil diferenciar la decoración y la suciedad.

Valeria estaba convencida de que había recogido unas cuantas telarañas artificiales sin querer cuando limpiaba.

- ¿Podemos quedar mañana en la tarde? Hoy mi hermano quiere que lo acompañe a una tarde monstruosa en casa de uno de sus amigos y de seguro, trasnocharé – dijo Julia – Deberías acompañarme si no tienes otra cosa que hacer.

- Debo realizar las actividades de la Electiva y terminar la lectura de Economía.

- Entiendo, diviértete – se despidieron y colgó empezando a subir las escaleras, llevando la ropa limpia de regreso a donde pertenecía.

Aprovechó que Gloria le daba un baño de espumas al pequeño Juan para organizar un poco su cuarto. Desde que lo habían independizado, ya no era la sala su lugar favorito de juegos. Su dormitorio se había convertido en el campo minado con juguetes regados por todos lados, el kit de crayones regalo de su abuela materna totalmente disperso y su ropa también. Era un Charlie más pequeño, curioso y revoltoso. Gloria no había querido darle una habitación normal a su bebé, por lo que una vez Charlie la desocupó, se puso manos a la obra, creando un ambiente agradable para él. En la parte superior de las paredes, pintó dos de sus caricaturas favoritas: Jorge el Curioso y Tom y Jerry.

¿De ahí provendría su ímpetu por desorganizarlo todo y hacer travesuras?

La parte inferior era cubierta por una lámina, que le permitía pintar y borrar todo lo que Juan quisiera. En el techo, utilizó una pintura especial que se iluminaba al anochecer, haciendo de Peztronauta en el espacio la mejor obra de todas. Su pequeña cama, estaba a un par de centímetros del suelo sobre una base de madera pintada de color verde, al igual que los demás muebles. Todo al alcance del niño y con las medidas de seguridad necesarias para impedir un accidente. Le tomó varios días concluir el trabajo y la espera había valido la pena, pues Juan no quería estar en otro lugar que no fuera su habitación.

- ¡Valeria, trae la cámara! – gritó Gloria desde su habitación.

Dejó la cesta con la ropa limpia en el pasillo, fue al nuevo estudio y regresó con la cámara en mano.

♥ Fue un Error Conocerte ♥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora