♥ 24 ♥

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Los latidos de su corazón resonaban como tambores en sus oídos mientras su cuerpo inmóvil se enfriaba con un ligero hormigueo iniciado en sus manos, aquellas que aún sostenían inconscientemente la bandeja de canapés y bocadillos.

Sus recuerdos no le hacían honor a la belleza que Jackson poseía, de la cual se dejó seducir en tiempos pasados hasta hallarse destrozada de nuevo. Conocía bien el camino de ensueño por donde la conducirían sus ojos llenos de amaneceres y también, el daño que se causaría si sucumbía. Su orgullo y dignidad le suplicaban no ser heridos otra vez, recordándole los días que perdió llorando desconsolada, fingiendo estar bien, preguntándose por qué el deseo de amar se cernía sobre ella como una delicada manta y luego se envolvía en su cuello apretando fuerte, haciéndole saber que no sería suficiente para nadie, ni siquiera para ser tratada con un poco de respeto.

Le había costado mucho recuperarse, entender que para la única persona que debía ser suficiente era para ella, quería seguir sintiéndose dueña de su mundo y, aunque se resistía, temía no lograrlo pues su voluntad se doblegaba con cada segundo que pasaba observando esos dos pozos de miel, a la vez que acercaba su esfuerzo al precipicio.

Antes de perderse por completo, una suave caricia a su espalda la reconfortó y la animó a mantenerse firme. Desvió la mirada al chico de cabello rubio y pronunciada manzana de Adán que yacía a su lado. Nunca había sentido un contacto más cálido que aquel que David le proporcionaba. Pero no duró para siempre, solo desvió su atención y pensando en la perfección de su amante, regresó a la cocina.

Deseaba que aquel dulce chico la amara de verdad y llenara ese vacío en su pecho, abrigara su alma, aunque ella jamás le correspondiera.

¿Estaría dispuesta a llevar en su conciencia aquel acto tan impropio? ¿Permitiría engañar un noble corazón a cambio de su satisfacción?

Se sujetó con fuerza al borde de la encimera. ¿Tan desesperada estaba para pensar en vengarse, para utilizarlo a él como lo hicieron con ella?

Por más que eso le produjera cierto gozo, no lo haría, pagaría mil lágrimas más a cambio de no ser ella la causante de un dolor semejante.

- ¿Qué hacías en la zona uno? – preguntó David apoyado en la pared, buscando la manera de abogar por ella ante la furia de la Capitana. Esperaba que la respuesta proviniera de la persona que le daba la espalda, pero en su lugar fue Casey quien contestó alarmada:

- ¿Zona uno?

Valeria recapituló la rápida capacitación que tuvieron antes de la interrupción de la noticia en la televisión, donde explicaron la forma como estaba dividido el salón. Había prestado poca atención, ya que su puesto no lo requería. "Es como una S", fue la forma que utilizó para simplificar la enumeración de las secciones. Se había equivocado y actuó siguiendo una "Z" donde el cuatro estaba debajo del dos. Debió haber ido al otro lado del salón, concluyó, otro error que la acercó hasta Jackson.

David, dándose cuenta de que estaba obteniendo más atención de la necesaria, la condujo por el pasillo de emergencia, alejándola de ojos y oídos curiosos.

- Dime, ¿qué sucedió? – su voz fue amable, pero en lo profundo moría por conocer que secretos ocultaba.

- Olvidé la distribución del salón.

Debió ser más específico con la pregunta. Tendría que ser ciego para pasar desapercibido como miraba a Jackson Román. Al principio pensó que era por Aron Chevalier, nadie se resistía al encanto del hombre más galante y atractivo del país, ¿por qué Valeria lo haría? Pero se había equivocado, sintiendo celos del hombre incorrecto. ¿Cómo saberlo? Cuando presenciaba ese momento único en el que Valeria veneraba con todos sus sentidos, ambos hombres estaban juntos.

♥ Fue un Error Conocerte ♥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora