Como un ángel caído que cayó del cielo, ven, desciende hasta donde estoy. En la noche estrellada está la oscuridad y en la eternidad Diosa tú serás... vuela al cielo.
Volaremos lejos, encontraremos la manera.
Veremos el final, seremos el final.
S...
Capítulo 29: Calma Después de la tormenta, viene la calma y con ello, noticias no tan buenas.
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Pelea... pelea... ¡pelea!
Con un grito desgarrador clavó una de sus cuchillas en el ojo de aquel titán que se arrastraba para devorar al hombre desprotegido. El dolor fue tanto que se movió hacia atrás en un espasmo involuntario, permitiéndole a la mujer trepar hasta el cuello y lograr derrumbarlo. Sus manos comenzaron a penetrar la dura capa de piel de aquel pequeño titán de tres metros, escarbando tan profundo y ocasionando alaridos de dolor provenientes del monstruo.
Erwin observaba la escena frente a sus ojos con sorpresa, sintiendo un calor abrazador en su pecho al ver a esa dulce mujer defendiéndolo a capa y espada. Era admiración, gratitud y orgullo, por fin la había visto a ella y no a su antiguo capitán que dio la vida por él. Siempre supo que ella era alguien extraordinaria, pero hoy se había dado cuenta del verdadero valor de Jazmín. Ahora, teniéndola enfrente y no a la lejanía, lastimándose su garganta con enfurecidos gritos y peleando más allá de sus capacidades, comprendía que nadie podría igualarla. Ella era tan especial, igual que su compañero Levi.
Jazmín dejó de escarbar cuando el cuerpo del titán comenzó a expulsar vapor. Los segundos en el campo de batalla parecían una eternidad, los titanes devoraban sin piedad a los soldados menos experimentados, dándoles la oportunidad a otros de escapar de la muerte.
El cuerpo de Jazmín sintió una corriente eléctrica pasar por cada celula, cayéndose hacia atrás por tan abrumadora sensación. Un dolor en su cabeza se instaló, mientras miraba a los titanes que antes se disponían a devorar a los soldados fijarse en un mismo objetivo.
«Ese titán tiene que desaparecer, acaben con el»
Jazmín se sorprendió de escuchar esa voz en su cabeza... tan llena de odio, tan furiosa... era la voz de Eren quien no dejaba de repetir esas palabras.
Todos sin excepción devoraban a un titán de 15 metros dejando sorprendidos a quienes lo vieran. Jazmín quiso correr y acabar con sus propias manos a ese titán, pero pese a sus deseos, se levantó de prisa y silbó fuerte atrayendo al caballo de Erwin.
Aún con el dolor palpitante en su cabeza por resistirse a la voz que le ordenaba acabar con los traidores, ayudó a Erwin quien estaba al borde del colapso a subir a su caballo y tomó las riendas colocándose detrás para vigilarlo.
Era momento de irse, Eren estaba a salvo y Erwin lo sabía. Sabía que habían ganado solo una batalla más. Pero él no podía dirigirlos de vuelta al cuartel.
—¡Soldados, retirada! ¡Es nuestra oportunidad! —gritó Jazmín para que todos la escuchasen
Erwin recostó su cabeza sobre el hombro de la chica mientras intentaba no desmayarse, no podía causarle más problemas a su amiga que no hacia más que cuidar de él y de sus hombres.
