Como un ángel caído que cayó del cielo, ven, desciende hasta donde estoy. En la noche estrellada está la oscuridad y en la eternidad Diosa tú serás... vuela al cielo.
Volaremos lejos, encontraremos la manera.
Veremos el final, seremos el final.
S...
Capítulo 52: Bienvenidos a la isla de los demonios
Y cuando llegue ese día, nosotros estaremos esperándolos.
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—Oh si, más rápido, eso es —jadeó con fuerza—. No te detengas, cariño, sigue que estoy cerca...
Lo único que se oía eran los chirridos de la cama bajo sus cuerpos acompañados de gemidos obscenos. Tanto el hombre como la mujer estaban tan concentrados en el placer como para prestar atención a algo más que no fueran ellos.
Una tercera persona hizo aparición, acercándose a un lado de la litera mientras los veía con desagrado.
—¿Espero a que se corran, escorias? —preguntó de manera calmada, pero severa, asustando a los jóvenes
—¡Ca-ca-capitana Ackerman! —balbuceó el chico separándose de su compañera
—¿Qué hacen perdiendo el tiempo en lugar de hacer sus deberes? ¿No les basta con tener detenidos al enemigo aquí? —preguntó severa
—Discúlpenos, capitana. No volverá a pasar —respondió el chico poniéndose de pie, olvidándose de su desnudez. Jazmín bufó
—Cubrete esas pelotitas que das pena ajena y larguense a dar un baño con agua fría —demandó la capitana, caminado hacia la salida—. Y vayan a cuidar a los presos.
—¡Sí, señora!
Jazmín salió de la habitación, yendo a su oficina mientras trataba de olvidar esa envidia que floreció en ella al ver a sus soldados en una situación íntima. Desde que montaron un campamento en la orilla del mar que Levi casi no iba a casa y, cuando lo hacía, llegaba demasiado cansado como para atender las necesidades de una mujer embarazada con las hormonas revolucionadas. Claro que había días en los que Levi la complacía hasta cuando no se lo pedía, pero cada vez era más complicado verse. Odiaba sentirse así, al igual que odiaba ver su cuerpo cambiar.
Sabía que era algo natural, pero verse con kilos de más mientras las demás mujeres tenían un vientre plano, solo hacia que una inseguridad sin sentido la atacará en cada oportunidad que tenía. Levi ya lo había notado y le había dicho que no tenía ojos para nadie más que no fuera ella, y que no importaba si su cuerpo cambiaba, le volvía loco verla tomar el control porque su panza ya no los dejaba amarse en otras posiciones.
—Capitana Ackerman. —Jazmín le dio una sonrisa cansada a Nile. Ambos tenían una mejor relación, después de todo, Jazmín era la representante de Hange en la ciudad
—¿Sucede algo? —preguntó abriendo su oficina, dejándolo pasar
—Pareces cansada, deberías de tomarte el descanso que te corresponde. Estas a semanas de dar a luz y no uno cualquiera, vas a traer al mundo al hijo de Levi.