Como un ángel caído que cayó del cielo, ven, desciende hasta donde estoy. En la noche estrellada está la oscuridad y en la eternidad Diosa tú serás... vuela al cielo.
Volaremos lejos, encontraremos la manera.
Veremos el final, seremos el final.
S...
No hay algo correcto, simplemente se trata de supervivencia y eso no es malo.
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Año 844. Un año antes de la caída.
La vida en la Legión de Reconocimiento no era nada fácil, levantarse temprano para alcanzar una buena porción de alimento, hacer guardias, entrenar todos los días y soportar a los prepotentes lideres no era trabajo fácil. Pero para Levi era incluso peor. Él tenía que soportar a ciertas personas que querían entablar alguna conversación, tenía que entrenar con personas que no podían seguirle el ritmo y todos los consideraba unos sucios. Gracias a su comportamiento se ganaba algunas llamadas de atención de Shadis y eso incrementaban los cuchicheos a sus espaldas.
Peor fue saber que una muchachita dormiría en la misma habitación que él, no la conocía y no tenía intenciones de hacerlo, pero debía de alguna manera u otra tener que hablar para ponerse de acuerdo en ciertos puntos para una sana convivencia. No fue ningún problema, al criterio de Levi, la joven fue razonable al acuerdo de mantener distancia y mantener la habitación tal cual estaba de limpia. Su error fue pensar que ella era una introvertida. Jazmín resulto ser una chica sociable y alegre, tan alegre que sus risas podían escucharse a lo lejos.
Levi giró la cabeza hacia la izquierda y suspiro. Se había levantado a las cinco de la mañana y desde entonces había permanecido en la silla que se encontraba en medio de ambas camas. Por primera vez desde hace una semana que Jazmín llegó, ella no le daba la espalda para dormir y ahora podía apreciarla mejor, pues en siete días no tuvo la oportunidad de hacerlo.
Su cabello era de un color castaño claro, dando una ilusión de ser más claro cuando le daba la luz, pero más oscuro cuando estaba mojado. Su nariz era pequeña y respingada acompañada de unas cuantas pecas; sus cejas enmarcaban sus ojos brillantes y sus labios no eran tan voluminosos ni tan delgados. No era ciego, se daba cuenta que era bonita, de una belleza delicada y natural que, a comparación de otras mujeres guapas, ella se vería tierna y eso la haría destacar.
Arrugó la frente al recordar lo mal hablada y el carácter fuerte que tenía. Lo hacía enojar tan fácil por cualquier cosa y, lo peor de todo, era que él le seguía el juego para ver quien deja sin palabras al otro. Odiaba que Hange se llevará bien con Jazmín por el único hecho que la mayor no recibía el mal humor de Jazmín. Odiaba a Erwin que la trataba como a él ni a sus hermanos los trató, pidiéndole incluso que dejara de llamarle por su rango a menos de ser necesario.
