Como un ángel caído que cayó del cielo, ven, desciende hasta donde estoy. En la noche estrellada está la oscuridad y en la eternidad Diosa tú serás... vuela al cielo.
Volaremos lejos, encontraremos la manera.
Veremos el final, seremos el final.
S...
Una vez que lo haces, ya nada vuelve a ser igual, solo queda mirar adelante y seguir.
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Año 848
—¡Zona asegurada! Tomen un descanso antes de partir —gritaba Mike al enorme grupo de soldados
El sol de primavera era agradable aún estando en la intemperie, sin embargo haber matado titanes les había hecho sudar y sentir los malestares que los rayos de luz provocaban. La Legión de Reconocimiento se encontraba en las afueras de un poblado del muro María. Ya no existía zonas libres de titanes, todo el territorio se había vuelto hostil.
Los soldados heridos eran atendidos por el equipo del ángel, el escuadrón que más querían por ser los únicos que podían salvarlos de la muerte. Entre ellos se paseaba Jazmín Lawson, la joven llena de energía descomunal. Sus órdenes eran claras y sencillas: separar a los que estaban más graves y salvarlos a ellos primero. Varios soldados ayudaban al escuadrón, sintiéndose parte de ellos.
—Pasaremos la noche aquí —le mencionó Erwin a Levi quien no quitaba la mirada en su amiga que seguía atendiendo sin parar a sus soldados—. Usaremos aquellas casas que tienen sótano para acampar aún sabiendo que los titanes no atacan de noche, estaremos seguros.
—No creo que podamos avanzar más aunque quisiéramos —la voz de Levi salía calmada—. Tu decisión de pasar la noche es la más acertada. Todos necesitamos de un descanso, llevamos dos días sin parar y hay demasiados heridos.
—Sí, lo sé. En la mañana partiremos de regreso. —Erwin bajó la mirada, y sonrió al ver que su capitán seguía con la mirada cada movimiento que hacia Jazmín—. Así que vas en serio con eso de cuidarla. ¿No sería más fácil si se lo dices?
—Erwin, sabes lo que pensamos, no podemos por más que queramos o en este caso, por más que yo quiera. —Levi se cruzó de brazos, recargándose sobre la pared de una casa—. Además, me costó trabajo decirte lo que sentía respecto a ella y ni siquiera fue algo claro, tú lo descifraste. Si no fuera por ti, ahora mismo seguiría confundido. Es mejor así.
—¿A qué le temes? Tú sabes que eres correspondido, ella a cada rato te dice que le gustas.
—Lo hace por joder —debatió Levi, escuchando una suave risa proveniente de su amigo
—Levi, te he dicho que Jazmín es mi alma gemela, yo la entiendo más de lo que crees, la conozco desde que entre a la milicia. —Erwin también se recargo sobre la pared—. Ella no te rechazaría, haría a un lado ese pensamiento de negarse a ser amada si tú eres quien la ama.
—No, Erwin, si le digo lo que siento y sí me acepta, solo nos provocaremos más sufrimiento si alguno muere. Prefiero entregarle mi vida en secreto, esa será mi manera de decirle lo que siento.