Como un ángel caído que cayó del cielo, ven, desciende hasta donde estoy. En la noche estrellada está la oscuridad y en la eternidad Diosa tú serás... vuela al cielo.
Volaremos lejos, encontraremos la manera.
Veremos el final, seremos el final.
S...
La verdad por la que muchos murieron estaba oculta en un sótano con remedios medicinales
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Herme trataba de hacerse el fuerte, él no podía llorar, no tenía derecho al ser el que siempre alegraba al escuadrón. Tenía las manos hechas puño y respiraba con dificultad. No podía creer que el escuadrón del ángel, ese que siempre salía con vida comenzaba a perecer.
Jazmín lo miraba con pena, ella mejor que nadie entendía su sentir, pero como capitana tenía que mostrarse fuerte. Tomó una bocanada de aire y lo dejó salir despacio por su boca, la noticia de la muerte de su primo ya le había dado, pero faltaba lo peor
—¿Y dice que hay más, capitana?
—Mi primo... Alexandre... él siempre te amo. —Herme la miró con el ceño fruncido
—Eso ya lo sabía, nuestro escuadrón es una familia.
Jazmín suspiró, esto sería bastante doloroso.
—No, Herme —explicó la mujer—. Él te amaba como hombre.
—¿Qué? —Herme retrocedió dos pasos y se echó a reír llamando la atención de los pocos sobrevivientes que descansaban sobre la muralla—. ¡¿Por qué no lo dijo?!... ¡¿por qué nunca me lo dijo?!
Herme cayó sobre sus rodillas y comenzó a derramar lágrimas traicioneras, ahora la muerte de su amigo dolía más.
—Capitana, si él me lo hubiera dicho... yo hubiera correspondido sus sentimientos. —Jazmín se agachó y lo abrazó—. Yo no tenía preferencias, me gustan los hombres y las mujeres y hubo un tiempo que me llegó a gustar muchísimo, pero... yo crei... por eso miré hacia otro lado y comencé a salir con una chica para poder sacarlo de mi mente.
—¿Y funcionó? —Herme bajó la mirada
—Sí, pude verlo como un compañero más, aunque siempre me quedé con la tentación de probar sus labios.
—Él tenía miedo de que te alejaras, de perder tu amistad y que el trabajo fuera más difícil, por eso prefirió amarte en secreto.
Herme asintió, era el mismo sentimiento que él tenía.
—Lo siento mucho, de verdad, lamento mucho su muerte, pero sé que murió como siempre deseó: la cuidó hasta el último momento.
—Capitana, ya despertó Armin —avisó Floch, la mujer se levantó y asintió
—Quédate con tu hermano.
Jazmín corrió hasta llegar con sus hermanos, Eren estaba sollozando mientras abrazaba a un Armin que no entendía nada.
