No soy tuya - Georgia

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PEDRO

Bajamos a la cocina, por las escaleras podíamos oler el perfecto olor de tortitas recién hechas, al llegar a la cocina como me lo imaginaba estaba Fer cocinando como siempre cuando se quedaba a dormir aquí. Carla fue directa a abrazarle por los hombros y robarle una tortita, en cambio yo solo me acerqué a él pasar un brazo por sus hombros, revolverle el pelo y darle los buenos días.

Me senté al lado de Carla, la cuál estaba mirando el teléfono entretenida, me apoyé en su hombro mientras ponía mi mano en su muslo.

-Fer, ¿Tu hermano siempre es así? —Le preguntó Carla a mi hermano el cuál seguía cocinando—.

Fer se giró, yo obviamente no me moví ni un centímetro, crucé mirada con el durante un par de segundos y miró a Carla.

-Depende el día como le pille, pero no es muy a menudo. Y tú, —Me volvió a mirar y me señaló con la pala de madera— deja a la chiquilla en paz que a veces eres muy agobiante.

-Tranquilo Fer, —Dijo ella riéndose— no me molesta, solo que es la primera vez que lo veo así.

Mi hermano se giró de nuevo para seguir cocinando cuando le sonó el móvil, dejó la sartén vacía y el plato de tortitas ahí solo mientras el contestaba al teléfono.

Me escondí en su cuello para darle un beso y ella coger mi mejilla, levantarme de su hombro y mirarme con una sonrisa, esa sonrisa que tanto me encantaba y me daban ganas de arrancarle ese pijama que tan buenas curvas me dejaba ver y hacerla mía en plena cocina.

-¿Qué te pasa a ti hoy? —Me preguntó mientras me acariciaba la mejilla todavía con esa puta sonrisa—.

-Nada. —Le dije mientras sonreía—.

-Si que te pasa algo, tú hoy estás muy cariñoso Pepi.

-Pues porque quiero estar contigo y me tengo que ir a trabajar.

-Ay de verdad nunca te voy a entender eh. —Me dio un pico y me volvió a mirar con una sonrisa— Cuando vuelvas hacemos algo juntos. ¿Te parece?

Me encantaba que fuera tan inocente cuando en realidad era todo lo contrario.

-Me parece bien.

Desayunamos tranquilamente ya que después de ello tendría que subir a cambiarme y hasta las siete no volvería a casa. A las once ya estaba en mi coche mientras iba a hacer un par de contratos y ventas hasta que se me hicieron las siete y media, tardé un poco más.

Cuando llegué a casa mientras aparcaba escuchaba la música fuerte dentro de la casa, cuando abrí la puerta me encontré con muchísima gente en mi casa bailando, bebiendo y besándose, pero me centré más en mi chica, que bailaba moviéndose de arriba hacia abajo mientras bebía y baila al son de la canción, vestía con un vestido negro el cuál era demasiado corto y unos tacones plateados, le dio un trago al vaso y vi como abría su boca soltando una respiración profunda. Y antes de que me pusiera más por culpa de esa escena busqué lo más rápido que pude el altavoz para apagarlo y escuchar abucheos de toda la gente.

-¡FUERA TODOS, SE ACABÓ LA PUTA FIESTA! —Grité enfadado—.

La gente comenzó a salir hasta que solo quedó Carla mientras subía las escaleras y se paró en medio de estas para apoyarse en la barandilla y beber de su vaso.

-¿Y Fer? —Le pregunté mientras le miraba aquel vestido que le quedaba perfectamente—.

-Esta en la biblioteca follándose a una. Así que pon la música por favor, no quiero escucharlo. —Volvió a bajar las escaleras mientras venía hacia mi moviendo sus caderas y sus tetas se movían de arriba hacia abajo— Uhm, ¿Quieres? —Me extendió su vaso, lo cogí y vi que era Vodka con Fanta de limón—.

No soy tuya // Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora