No soy tuya - Tenerife

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CARLA

Me desperté al escuchar como alguien llamaba a mi puerta de la habitación, me levanté todavía con los ojos entrecerrados y sin preguntar quien era abrí la puerta.

-Buenos días Carlita, ¿Qué tal has dormido? —Escuché una voz grave hablar—.

-¿Qué? —Pregunté y elevé la vista encontrándome a un Fer bastante activo y despierto— Ah, hola Fer, —Saludé rascándome el ojo— es que me acabas de despertar y no me entero de nada.

-Pues te espero en el bufet, y date prisa que Pedro ya me ha dicho que tardas la vida, después nos iremos a una tienda para ver cosas de aquí.

-Vale, ¿Entonces qué me pongo?

-Pues algo de manga larga, que hace frío.

-Pues enseguida bajo Fer.

Se fue y yo fui directa a la maleta para sacar unos vaqueros junto a una sudadera Nike de Pedro negra la cuál siempre se ponía, luego me puse las Air Force y bajé directa al bufet donde enseguida encontré a Fer preparándose un café. Me acerqué a él y le di un beso en la mejilla para luego ir a prepararme unas tostadas, cuando me preparé todo nos sentamos los dos en una mesa y comenzamos a desayunar.

-¿Y a dónde se supone que vamos a ir? —Le pregunté mientras untaba la mantequilla en el pan tostado—.

-Pues Gio me ha hablado de miles de tiendas de Los Ángeles y dice que Walmart es la que tiene de todo, así que esta mañana me he puesto a mirar algunas por aquí cerca y hay una en diez minutos andando de aquí. —Habló de buen humor—.

-Dios Fer, ¿Cómo puedes tener tanta energía por la mañana?

-Es acostumbrarse Carla, ¿Pedro te ha llamado o algo?

-Me llamó anoche, dice que de momento no ha llegado nadie y anoche estuvieron haciendo turnos para vigilar.

-Ahora lo llamaré haber si me lo coge. ¿Qué vas a querer comprar?

-Pues no lo sé, nunca he salido de España.

-Yo si, bueno, ya sabes cuando me hice el muerto, pero es acostumbrarse Carla. Si quieres hoy puedes quedarte en la habitación o ir a mirar el hotel mientras que yo compro un par de cosas.

Me dolía, era un cambio muy repentino para los dos, pero creo que para mi era mucho más duro, Fer era más mayor que yo, yo solo tenía dieciocho años, todavía era una cría, tenía todavía miles de experiencias por vivir, pero no iba a dejar a Fer ir solo por California.

-No, no, no, yo voy contigo Fer, no te pienso dejar, me voy contigo, además de que tengo que conocer algo.

El solo rio por lo bajo y seguimos desayunando hasta que terminamos y fuimos rumbo al Walmart, al entrar vimos que el sitio era enorme, habían unas cuantas personas, cogí un carro y fuimos directos a las secciones de comida.

-Oye Fer, ¿Cuánto se supone que vamos a estar aquí? —Pregunté mientras cogía una bolsa de patatas—.

-Pues lo más seguro que unos cuantos meses... —Habló bajando poco a poco la voz—.

Cuando escuché aquello mis ojos se abrieron como platos y la bolsa de patatas se me cayó al suelo al instante, ¡¿CÓMO QUÉ MESES?! Sabía que estaríamos tiempo, ¿Pero meses? Eso si que no me lo esperaba para nada, segundos después sentí mi móvil vibrar en el bolsillo, lo saqué de este y me encontré con el nombre del canario. Me fui un par de pasillos más para hablar con él tranquilamente, la videollamada se inició y pude ver a Pedro en el baño, con una toalla alrededor de la cintura y buscando algo por los cajones.

No soy tuya // Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora