No soy tuya - California

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CARLA

Subimos a la habitación mientras que Pedro no se quitaba la toalla ya que tenía frío y yo le había dado la mía ya que yo era una persona muy calurosa. Cerré la puerta de la habitación y cuando me gire vi a Pedro con una manta por encima de los hombros, fui directa a su armario y le saqué los pantalones que llevaba antes y una sudadera gris para que se la pusiera mientras que yo me ponía ropa interior limpia y una camiseta, me tumbé en la cama para enseguida tener a Pedro encima mía, su cabeza en mis pechos y uno de sus brazos en mi cintura.

-¿Sigues teniendo frío rey? —Le pregunté acariciando su pelo húmedo—.

-Un poco pero ya es aguantable, ¿Tú no tienes frío? —Murmuró con voz de cansado—.

-No, no tengo frío, sabes que soy muy calurosa. —Escuché como bostezo y se volvió a apoyar en mi—.

-No tengo sueño Carla, ¿Hacemos algo? —Le escuché decir activo—.

-Tu no tendrás sueño, pero yo si Pedrito, si quieres te bajas a jugar a la play o algo.

-Baja conmigo porfa. —Sentí su mirada sobre mi—.

-No, que tu sabes hacer las cosas solito.

-No, no sé. Venga acompáñame.

-Que no hostia. —Le contesté de mala leche, consiguiendo que me pusiera de lado en el colchón—.

-Carla, ¿Estás enfadada? —Preguntó preocupado al verme así— Carla, hazme caso, ¿Estás enfadada? Perdón, perdón, venga perdóname.

Sentí como me daba un beso en la mejilla pero ni me inmute, seguí escuchando sus disculpas y demás durante bastante rato, besos en la mejilla, abrazos, halagos y demás hasta que me cansé y me senté en el colchón para mirarlo.

-¿Sigues enfadada? —Preguntó cómo si fuera un niño de seis años—.

Puse mis manos en sus mejillas todavía con la cara seria y cuando fui a hablar sonreí.

-¿Cómo voy a estar enfadada Pedrito? —Le di un pico consiguiendo que sus manos cogieran mis muñecas y que su sonrisa apareciera— Ahora enserio, si quieres bajar bajas tú solito, yo no voy a estar siempre que quieras rey.

Nos tumbamos de nuevo como hace un par de minutos pero esta vez Pedro escondió su cara en mi cuello, el cuál besó un par de veces para luego empezar a jugar con mi borde de la camiseta hasta que se durmió.

Me desperté al sentir los labios del canario en mi mejilla, sin que se diera cuenta giré la cabeza y le di un corto beso, el cuál correspondió dándome otro.

-Buenos días canario. —Le dije sonriente mientras pasaba mi mano por su pelo despeinado—.

-Hola reina. ¿Has dormido bien? —Me murmuró mientras sentí su mano acariciar mi muslo—.

-Si, contigo siempre. ¿Hoy qué vamos a hacer? —Le pregunté mientras me cogía todo el pelo y lo tiraba a un lado—.

-Pues había pensado en ir hoy a hacer una cosa que quieres desde hace tiempo.

-¿Ha comernos la pizza más grande del mundo? —Pregunté ilusionada—.

-No, vamos a enseñarte a conducir, así que date prisa, que sabes que odio esperar.

-Pues si tienes que esperar te aguantas.

Sentí su mano pegarme en el culo y luego sus labios en mi mejilla para después levantarse para ir directo al baño, yo en cambio me volví a tumbar ahora boca abajo en la cama, metí mis manos debajo de la almohada y escondí mi cara en ella, tenía sueño no voy a mentir, aunque era de día y seguramente fuesen las nueve o diez de la mañana.

No soy tuya // Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora