No soy tuya - Jacuzzi

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Después de casi dos horas decidí salir de la piscina y coger una toalla de unas estanterías que habían en ésta, me quedé sentada mientras miraba a la nada hasta que pensé en mirar por las escaleras la gente que había venido, con los pies descalzos y sin hacer ruido fui directa a las escaleras, no vi nada pero de repente escuché la voz de Pedro a mis espaldas, al darme la vuelta lo vi vestido con una camisa negra que se pegaba a su torso, con unos pantalones de traje negros y unos zapatos elegantes del mismo color.

-¿Qué haces aquí? -me preguntó extrañado.

-Parece que no es obvio.

Entré de nuevo en la piscina y le miré de arriba a abajo, ¿a dónde iba tan bien vestido?

-Me voy a trabajar ya, así que estarás aquí la mayoría de mañanas sola, te he dejado un móvil en la cama por si necesitas algo, y si intentas contactar con alguien me llegará inmediatamente a mi móvil, el cuál necesito.

Sin decir nada fui a por él y se lo entregué, me dio las gracias y se marchó dejándome ahí sola, me sequé y fui directa a la habitación dónde me había dejado cómo él dijo un iPhone igual que el suyo pero en vez de negro era lila, mi color favorito, lo cogí y vi que tenía la mayoría de aplicaciones y demás, lo dejé y me fui al armario a buscar algo de ropa.

Me puse un chándal corto de Jordan y me fui a la biblioteca para ordenar los libros por colores, si, yo era de esas que le encantaba tener todo ordenado, empecé a sacar un montón de libros y comenzar a ordenarlos hasta que vi que se hicieron las dos, aunque me dio igual, no tenía hambre en absoluto, me cansé de ordenar libros para luego decidir ir a jugar un rato al tenis, subí a la habitación y me puse unos Nike Pro junto a un top de la misma marca, bajé a la pista de tenis donde había una máquina que lanzaba pelotas y me tiré ahí durante un rato bastante largo.

PEDRI

Llegué a casa a eso de las tres y lo primero que hice fue buscar a Carla en la biblioteca dónde habían un montón de libros por el suelo, subí corriendo a la planta de arriba pero allí tampoco estaba, así que solo me quedaban dos opciones, una se había largado o dos, estaba en la pista de tenis. Lo primero que hice fue mirar en el armario, y como suponía estaba toda la ropa así que me pude tranquilizar un poco.

Bajé a la pista y efectivamente ella estaba allí jugando al tenis, me quedé mirándola atento, sus curvas se hacían notarías con la poca ropa que llevaba y sus tetas subían y bajaban con los saltos que daba, la máquina paró de tirar pelotas y se giró para coger la botella de agua, beber y luego tirarse un poco por el pelo y el cuerpo, haciendo que cayeran gotas por su abdomen y pecho, consiguiendo que me mordiera el labio inferior. Se hizo una coleta y salió de la pista mientras bebía agua, subía las escaleras para entrar, y al darse cuenta de mi presencia paró un par de segundos para sonreírme, mover su cabeza en forma de saludo y seguir con su camino.

Me giré y pude ver sus curvas perfectas y sus caderas moverse al compas mientras andaba hacía el piso de arriba. Comencé a desabrocharme la camisa mientras subía las escaleras para llegar a la habitación en la cuál no había rastro de Carla y ponerme mis pantalones negros con unos calcetines blancos. Me quedé sentado en el borde de la cama ya que estaba mi móvil cargando, y contestaba unos cuantos mensajes que tenía.

-¡JODER, MACHO! ¿Qué haces aquí? -cuando escuché el grito de Carla levanté mi vista y solo la vi con una toalla enrollada en su cuerpo y el pelo mojado.

-Es mi habitación, acostúmbrate, que esto es compartir habitación con alguien. -hablé sin poder dejar de mirarle el cuerpo aunque tuviera una toalla por encima.

Pasó de largo y yo sin perderme ninguno de sus movimientos vi como iba al armario, cogía unos pantalones y un top para volver enseguida al baño. Bajé a la cocina y me encontré con las cosas preparadas en la barra de la cocina para comer, libraban todas las tardes así que era un gran descanso aunque estuviera acostumbrado a tener a gente por mi casa como si nada. Me senté y esperé a que bajara Carla a comer, esperé durante quince minutos y no bajó, así que decidí subir y me la encontré en la piscina leyendo un libro.

No soy tuya // Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora