No soy tuya - Barcelona

1.1K 29 1
                                    

PEDRO

El timbre retumbó por toda la casa y enseguida me levanté (seguido de Carla) para abrir la puerta ya que el Glovo había llegado. Abrí la puerta y pagué con tarjeta el pedido, para que luego Carla se sentara en la barra para comerse los gofres y yo fuese a sacar la batidora para hacerme el batido.

-Nunca entenderé cómo te puedes tomar eso Pedro, si está malísimo. —Escuché a Carla decirme—.

Levanté la mirada y le vi hasta la punta de la nariz manchada de chocolate, lo cuál me provocó mucha risa, no le contesté y seguí preparando el batido, al rato me senté a su lado dónde estaba ya ella limpiándose con una servilleta.

-¿Estoy limpia ya Pedro? —Preguntó, me giré para mirarla y todavía tenía la punta de la nariz con chocolate, solté una carcajada y con mi dedo pulgar me deshice de ello—.

-Ahora si. No pienso volver a darte nada de chocolate, acabas manchando todo.

-Tranquilo, me lo compraré yo.

-No, no quiero que te gastes dinero. —Me negué enseguida—.

-Ves, te tengo domesticado rey, puedo conseguir lo que quiera contigo. —Habló con una sonrisa superior—.

-Si, bueno, y yo también puedo hacer contigo lo que quiera. —No pensaba quedarme callado, sabía que eso ella lo odiaba—.

-Te odio. —Dijo seria para luego morderse el labio inferior—.

-Te quiero. —Le contesté de nuevo de forma cariñosa pero a la vez para picarla más de lo que ya estaba—.

Se levantó de la silla de mala leche y se sentó en el sofá a ver su móvil con el ceño fruncido, lo cuál me provocó mucha risa, pero sabía que se había enfadado, me levanté y desde el respaldo del sofá puse mi cabeza a su lado para mirarla y me miró con una mirada de enfado que había visto ya varias veces.

-Canija que lo he hecho de broma eh. —Le di un beso en la mejilla y volví a mirarla— Canija, venga que sabes que lo he hecho para picarte, que yo te quiero mucho. —Y de nuevo le volví a dar un par de besos más en la mejilla—.

-Para ya, agobias. —Soltó con tono borde sin mirarme, me quedé mirándola un par de segundos y su sonrisa tonta se hizo presente haciendo que sonriera— ¿Paras? —Preguntó para luego reír—.

-Si sé que estás deseando que te bese más canija, que no soy tonto.

-No, yo de ti no quiero nada.

-Sabes que si canija.

Dejó el móvil a un lado, me miró seria por unos segundos y luego sonrió como una niña pequeña, y como no, tardé solo un par de segundos en estar encima de ella besándola entre quejas suyas diciendo que me quitara de encima suya mientras se reía. Consiguió escapar de mi para ponerse encima mía mientras que me miraba sin decir nada, sonrió y paso sus manos por mi nuca.

-No entiendo como hay personas a las que le caes mal, si eres el mejor.

-La mejor eres tú, que no te has separado de mi con todo lo que te he hecho pasar. —Le contesté yo mientras acariciaba sus caderas con cuidado—.

-Pero porque siempre me has cuidado como a una reina.

Se acercó a mi y comenzó a besarme con lentitud mientras movía sus caderas delante y atrás, a veces sentía como sonreía entre el beso haciendo que yo también lo hiciera, se separó de mi y me miró con una sonrisa en la cual sabía que iba a pedirme algo.

-Pedrito. —Habló con una sonrisa mientras jugaba con mi pelo—.

-Dime reina.

-¿Qué te parece si lo hacemos en la biblioteca? No sé eh, pero ahí nunca lo habíamos pensado.

CARLA

Cuando dije eso Pedro clavó sus dedos en mis caderas haciendo que me mordiera el labio, enseguida sentí a Pedro cogerme de los muslos y llevarme directa a la biblioteca donde me tumbó en el sofá que había en la habitación, y me miró a los ojos con una sonrisa para luego acercarse a mi rostro hasta quedar a centímetros del otro.

-¿Me dejas no? Como me pediste que te hiciera solo lo que tu quisieras tendré que preguntarte.

Yo solo pude reírme en su cara y después darle un pico.

-Eres mi novio, puedes hacer conmigo lo que quieras Pedrito.

Nada más decirle eso me besó con desesperación haciendo que le contestara el beso de la misma forma, mis manos cogían su pelo estirándoselo de vez en cuando mientras que el pasaba mis piernas por sus caderas para luego levantarnos y quedarnos sentados. Empezó a quitarme la camiseta para que yo pasara mis manos por su abdomen todavía con la camiseta por encima, al deshacerse de ella me volvió a tumbar y empezó a besar mi cuello dejándome alguna marca por el, sus manos apretaban mi cintura con autoridad y sin darme cuenta el sujetador lo rompió haciendo que me quejara por su acción mientras me reía.

-¡Pedro! —Le regañé mientras con una de mis manos le apretaba las mejillas, me miró con una sonrisa y tras hacer el mínimo esfuerzo me dio un pico—.

-Déjame, que llevo casi una semana sin disfrutarte canija.

Le sonreí como una tonta y me besó el cuello mientras lo mordía, besaba y sonreía, yo tenía la respiración completamente descontrolada, Pedro era muy cariñoso a veces, y digo a veces porque hay otras que llegaba a ser un completo animal, una vez hasta me hizo sangre en el cuello de tanto morderlo.

Sus manos seguían cogiendo mi cintura aunque poco a poco bajaba hacia las caderas, cuando llegó a éstas comenzó a quitarme el pantalón con delicadeza mientras me besaba la mejilla con ternura, esta vez no estaba siendo un brusco como siempre, esta vez estaba siendo un amor, y me encantaba. Sentí su mano pasar por mi muslo despacio mientras ahora me mordía la mejilla con cariño, cuando hizo contacto con mi intimidad solté un gemido consiguiendo que el sonriera superior a mi, comenzó a entrar en mi despacio haciendo que tirara mi cuello hacia atrás y él se enterrara en este para morderlo de nuevo, sus dedos se deslizaban con lentitud haciendo que pidiera todavía más, me estaba matando el que fuera así, Pedro volvió a besarme y sacó su mano de entre mis piernas para sujetar mi cintura de nuevo. Noté cómo se separaba de mi, así que abrí los ojos y lo vi sonriéndome, haciendo que soltara una pequeña carcajada.

-¿Sabes que te quiero verdad?

-Me lo has dicho mil veces Pedro.

Me dio un pico para después volver a separarse y mirarme durante un par de segundos, pero no pude aguantarme más y le besé de nuevo haciendo que él se concentrara de nuevo en ello, Pedro era un chico perfecto, a pesar de haberme hecho pasar por cosas que nunca me había imaginado que me pasarían, pero él me había hecho una persona a la que no le importaba nada y me había quitado de encima a personas que me estaban haciendo daño y yo no me había dado ni cuenta de ello.

Pero Pedro me había hecho abrir los ojos y saber que era lo que de verdad había querido siempre, y yo quería quedarme con él, estar con él para siempre, a pesar de que tengamos alguna que otra pelea de esas tontas que todas las parejas tienen, porque yo le quiero, y se que el me quiere a mí, así que sabría que por muchos baches que tengamos siempre seremos el uno para el otro.

FIN.

No soy tuya // Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora