No soy tuya - Única

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PEDRO

No sentía ni mis brazos ni mis tobillos de lo fuerte que estaba atado con las cuerdas, los gritos y puñetazos eran seguidos, estaba a punto de perder la conciencia, por lo que yo recordaba llevaba encerrado ahí dos días, me moría de sed y de hambre, aunque por suerte, alguna que otra vez Manuel me tiraba agua por encima y podía beber algo, sabía que mi banda me encontraría tarde o temprano.

En cambio no sabía si Carla y Fer sabían lo que estaba pasando, llevaba sin dormir casi cuarenta y ocho horas y mis ojos se cerraban seguidamente, de repente todo quedó en silencio, abrí mis ojos y vi que Manuel había desaparecido, respiré tranquilo, el dolor de cabeza me estaba matando y, quería dormir tranquilo, aparte de que el calor seguía presente, a los segundos comencé a escuchar gritos en la casa, intenté escuchar y descifrar de quién eran pero el cansancio me ganó y me dormí.

Me desperté al escuchar la voz de Manuel en la habitación, venía con un plato junto a un bocadillo, dejó el plato en una mesa que había y se acercó a mi, para segundos después sentir mis brazos libres. Pero sabía que había gato encerrado y que Manuel iba a hacer algo.

-¿Qué quieres? —Le pregunté serio al ver que me daba el bocadillo—.

-Tengo muchas cosas que hablar contigo. —Habló directo mientras se sentaba en la silla que había en el otro lado de la mesa—.

-¿De qué quieres hablar eh? Porque no pienso darte nada de dinero ni mierdas tío.

-No, no quiero tu mierda de dinero Pedri, quiero que me contestes a las preguntas que te voy a hacer sinceramente. ¿Qué harías si alguien toca a Carla?

Cuando me hizo esa pregunta sentí mi mandíbula apretarse, ¿Quién se pensaba este tío que era?

-Mira Manuel, sé por donde quieres ir y no voy a pasar por ahí.

-Respóndeme Pedri, es sencillo, ¿Qué harías si cojo a Carla y me la follo hasta hacer que se corra conmigo? —Volvió a preguntar con una sonrisa limpia—.

Cuando volvió a preguntarme eso, sentí mi cuerpo hervir de nervios, me estaba sacando de mis casillas y en cualquier momento lo estampaba contra la pared y lo mataba a hostias.

-Cállate Manuel. —Fue lo único que dije entre dientes—.

-Respóndeme, ¿Qué harías? Joder que buena está eh. —Dijo mientras miraba su móvil—.

-Manuel para ya.

-Joder, ¿Tu has visto las tetas que tiene? Yo se las desgastaría.

-Manuel para de una puta vez. —Estaba a punto de explotar de los nervios, pero Manuel me ignoraba y seguía hablando—.

-¿Y has visto el culo que tiene? Joder yo se lo dejaría rojo de tanto tocárselo, arañárselo y empotrárselo.

Me levanté de inmediato, sentí mi cuerpo que pesaba demasiado, pero no me importó, lo estampé contra la pared y lo miré pensando en matarle en esos momentos.

-Como vuelvas a decir algo de Carla te juro que te mato Manuel, es mía y tú cuando la tuviste fuiste un puto mierda con ella, ¿Por qué te crees que la secuestre? ¡Porque eres un mierda que pensaba violarla esa misma noche que me la llevé!

-¡Pues te juro que lo hubiera disfrutado de cojones si hubiera podido hacerlo, y lo pienso hacer cuando llegué! ¡Porque si tío, Carla está aquí buscándote!

Cuando escuché eso mis ojos se abrieron como platos, ¿Qué hacia Carla buscándome? Sabía que Manuel le podría hacer cualquier cosa.

-¿Carla? ¿Qué hace en dónde sea que estamos?

No soy tuya // Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora