Ada.
Tengo frío.
Mucho frío.
¿Por qué mi cuerpo se siente tan pesado? Incluso mis párpados parecieran estar unidos con una especie de pegamento muy molesto.
Hago un esfuerzo sobrenatural por abrir los ojos, pero cuando por fin logro hacerlo, me encuentro con... Nada.
Me incorporo lentamente y poco a poco me voy despojando de la inexplicable pezades en todas mis extremidades, logrando levantarme por completo a duras penas. De forma repentina, me ataca un arrollador dolor en mi brazo derecho, pero al dirigir mi mirada hacia el, este está completamente ileso, sin ningún rasguño. Que extraño.
Observo todo a mi alrededor y solo veo oscuridad, todo es completamente negro.
Comienzo a abrumarme por el silencio abismal que hay en el lugar, combinado con el dolor que quema fuertemente. Sin embargo, el silencio es irrumpido por un sonido inquietante; el crujir de unos pasos se hicieron presentes en la oscuridad, y la atmósfera se comenzaba a sentir tensa, el aire pesado. Uno tras otro, manteniendo un ritmo firme. El miedo comienza a apoderarse de mi interior y decido hacerle caso al primer pensamiento que se cruza por mi mente: correr.
Mis piernas comienzan a moverse solas e intentan escapar desesperadamente de lo que sea que se estuviera acercando. Pero, aunque corra y corra, siento que simplemente no me he movido del sitio donde estoy y, al contrario de lo que quería lograr, los pasos se escuchan aún más cerca.
Con el terror aún adueñado de mi, dirijo mi mirada hacia atrás y al hacerlo, diviso una silueta aún más oscura que el lugar en el que me encontraba; me estaba persiguiendo, pero parece que estuviera trotando tranquilamente mientras que yo corro como si mi vida dependiera de ello.
Y creo que es así.
Sigo corriendo sin parar hasta que una repentina presión se hace presente en mis tobillos y muñecas; la cual me hace caer de rodillas en el suelo.
Dirijo mi mirada a mis extremidades pero no hay nada en ellas, pero es como si tuviera grilletes que no me permitieran moverme. Forcejeo energicamente sin poder lograr nada. Vuelvo a voltear para ver que se hizo quien me estaba persiguiendo y siento mi sangre helarse al ver a...
Mi padre.
Su expresión no demuestra emoción alguna, solo me ve desde arriba con aquellos ojos rojos y vidriosos, los que son muy normales en él debido a que la mayoría del tiempo está bebiendo.
—Papá...— logro decir a duras penas debido al doloroso nudo en mi garganta.
Me observa por un momento más para luego darse la vuelta y comienza a caminar a un lugar donde no hay... Espera...
¡¿Mamá?!
Ella se encuentra igual que yo; de rodillas y pareciera estar intentado librarse de los grilletes invisibles.
—¡Mamá!— grito con fuerza y esta me mira, abre los ojos sorprendida y sonríe.
—¡Cariño!— forcejea con más fuerza al igual que yo, pero es completamente inútil. Lo que sea que sea que nos está reteniendo, es muy fuerte.
El terror en mi interior crece cuando veo a mi padre colocarse en frente de mi madre y tomar su cuello con fuerza.
—¡Sueltala, por favor!— grito desesperadamente, sintiendo mi garganta desgarrarse.
ESTÁS LEYENDO
¿Tan solo valgo... Mil dólares?
RandomY creí que el vender personas solo ocurría en ficción, novelas o fanfics escritos por niñas de trece años. Soy Ada Ralis, y fui vendida a unos hermanos que son totalmente capaces de destruir mi estabilidad mental, emocional y quizas... Físicamente. ...