Tredici: Distracción

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Miércoles 5 de diciembre de 2018

Fiorella


— ¿Quieres salir mañana?

Beck me dedica una de sus sonrisas de comercial mientras espera por mi respuesta. Yo me escondo entre los libros de mi casillero para que no note el sonrojo en mi rostro.

Acepto que tengo miedo. No quiero salir lastimada de nuevo. La rapidez con la que Beck ha llegado a mi vida y se ha ganado mi confianza me asusta. Estoy tan lastimada como para desconfiar de todos, si mi propia familia me había traicionado ¿Por qué no lo haría él?

—Podemos ir al cine —insiste.

—No estoy segura. Eh... tengo varias tareas que hacer.

—Puedo ayudarte y luego salimos. — A veces olvido que él no está acostumbrado a que le digan que no.

Tomo mis cosas y cierro el casillero para poder encaminarme por el pasillo y llegar a mi clase antes de que den el timbre. Beck me sigue sin pensarlo dos veces.

—No te preocupes, yo puedo sola. —Le doy una sonrisa forzada y él frunce el ceño. Se detiene colocándose frente a mí.

— ¿Está todo bien? Te noto un poco rara. —Sus cejas pobladas se arrugan, adoptando una expresión seria.

Yo me remuevo algo incómoda.

—Todo está en orden.

—No lo parece —replica —. Hace días la pasamos muy bien en la feria y ahora no quieres ni mirarme ¿Hice algo mal? —Puedo notar la confusión y molestia en su mirada.

Meneo la cabeza, temiendo por complicar las cosas solo por no saber expresarme. Estiro la manga de mi suéter el cual agradezco al frío por poder llevar ya que así no tengo pretexto para cubrir la marca que Pía me ha dejado. Pienso en una mejor opción para poder librarme de esa salida, pero sin hacerlo sentir mal. Por lo menos voy a ganar un poco de tiempo en lo que descubro como resolver los problemas que yo misma me creo.

—Estoy bien, en serio. —Me acerco a él y lo abrazo. La confusión me golpea al encontrar tan fácil estar en contacto con él. No sé por cuánto tiempo estamos así, y no me preocupa que se prolongue — ¿Qué te parece si me acompañas a casa?

La sensación de calidez me embarga de nuevo cuando él se aleja de mí lo suficiente para estar frente a frente y él pueda dejar un beso en mi mejilla, muy cerca de mis labios.

—A ti no puedo decirte que no.

Beck se estaciona frente al portón de la casa de Cai, el guardia que cuida la entrada me ve y nos abre de inmediato. Conduce hasta llegar a la entrada principal y estaciona frente a esta.

—Gracias por traerme. —Abro la puerta para bajar, pero él me detiene.

—Espera. —Su mano rodea delicadamente mi brazo —. Hay algo que debo decirte y... es muy importante.

Al notar su semblante serio vuelvo a cerrar la puerta y me acomodo quedando frente a él. Beck suelta una larga respiración y toma mis manos entre las suyas.

—Desde que chocamos aquella vez en el pasillo no he podido dejar de pensar en ti —confiesa dejándome en blanco —. Sé que no nos conocemos mucho y que para ti solo soy un mujeriego que quiere jugar contigo —hace una pasa larga, como si se estuviera planteando lo que decir después. Una vez que está seguro posa sus ojos claros sobre mí y me repasa el rostro. Acerca su mano derecha y me acaricia el contorno de la mejilla —. Pero créeme cuando te digo que tú has sabido más de mí que nadie...

Massimo "Secretos Y Oscuridad". (Familia Peligrosa I) // NUEVA VERSIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora