Ventuno: Señor Y Señora D'Amico

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Domingo 16 de diciembre de 2018

Fiorella


—Cailin me habló sobre la fiesta de navidad —saco el tema de una vez por todas.

Massimo deja de cepillar mi cabello, y se pone tenso debajo de mi cuerpo. Sentados en el sillón de la biblioteca, disfrutamos de la compañía del otro. Mientras él juega con mi cabello y yo le leo Romeo y Julieta, para así convencerlo de que la historia es buena.

—No quiero hablar de eso, Fiorella.

—Lo entiendo. —Subo mi mano y acaricio su mandíbula perfectamente delineada que ahora está tensa por lo que he dicho. Me siento culpable por haberlo puesto de este modo —. Solo quiero decirte que, si necesitas ayuda, me tienes aquí. Aunque no deberías estar haciendo esto si no te gusta.

—Hay muchas cosas que no me gustan, y aun así debo hacerlas.

La confesión en su voz es casi siniestra, provocando en mí mucho más que tristeza. Pero él no demuestra más de lo que se permite, así que se propone a distraerme dejando pequeños besos en mi cuello, aspirando en él, y soltando un gruñido que me hace vibrar de pies a cabeza.

—No deberías hacer esa fiesta si no es lo que quieres.

—La mafia funciona así. Esa cena es para reunirnos con los demás miembros, discutir temas relevantes y nuevas estrategias —explica, aún escondido en mi cuello —. Una que otra cena sí me ha parecido entretenida, pero es más que nada compromiso.

Me acerco más a su cuerpo cuando siento el frío escalando en mi piel.

— ¿Cuándo fue la última vez que tuviste una cena de navidad? Una real. Con tu familia reunida, una comida caliente y regalos debajo del árbol.

Se queda callado por unos segundos, como si el recordar uno de los mejores momentos de cualquier persona fuera toda una travesía. Como si hubiera pasado mucho tiempo de ello, lo cual estruja aún más mi corazón.

—Desde que tenía catorce. Un año antes de que tuviera que entrar a la mafia para mi entrenamiento.

—Cuéntame de ella. —Me acurruco entre sus brazos y me quedo perdida en su olor combinado con colonia.

—Fue hace mucho tiempo.

—Quiero conocer tus buenos recuerdos. No quiero quedarme solo con que eres un criminal peligroso.

No quiero que piense que lo estoy presionando a decirme algo que no lo hace sentir bien. Pero también me gustaría que de vez en cuando me contara cosas sobre él. Sobre quién era antes de mí. Descubrí cómo entró a la mafia y la vida que lleva desde entonces gracias a Cailin, pero ese es un lado de la historia. Yo quiero conocer el suyo.

—Sabes más sobre mí que cualquier otra persona —susurra sobre mi cabello —. Lo que hay dentro. Solo tú has sabido sacarlo a la luz.

Reparto unos cuantos besos sobre su cuello, sintiendo como su piel se calienta y sus brazos se ciñen sobre mi cintura. La velocidad de su pulso aumenta, luchando contra su propio juicio para mantener la compostura.

—No quiero presionarte, Massimo. Solo quiero saber más de ti, es todo. Podemos hablar otro día.

Él suspira con profundidad, como si retuviera las palabras en la garganta, y estas se le atravesaran como espinas.

—Lo único que puedo decirte es que todo fue una mentira. Las cenas tranquilas con mi familia. Los regalos extravagantes que mi padre nos regalaba... Todo está manchado de sangre. Y yo no quiero darte lo mismo. Tú mereces algo mejor que eso.

Massimo "Secretos Y Oscuridad". (Familia Peligrosa I) // NUEVA VERSIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora