Diciotto: Solo Un Juego

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Viernes 14 de diciembre de 2018

Fiorella


—Vamos, Fiorella. Será divertido.

—Lo siento, no puedo. —Tomo mi bandeja con mi desayuno y me dirijo hacia donde Cai nos está esperando. Beck me sigue y se sienta a mi lado cuando llegamos a la mesa. Cai nos regala una sonrisa, y comenzamos a comer.

—Cai, ayúdame por favor —Beck se dirige hacia mi amiga. Ingenioso, sabe que a ella me costará decirle que no.

— ¿Qué hiciste ahora, Becky?

—Invité a Fiorella a una fiesta, pero no quiere ir. Dice que tiene mucha tarea y esas cosas aburridas. —Lo miro con indignación a lo que él se encoge de hombros.

—Tú sabes que mi querida amiga es una nerd de primera. Así que será difícil llevarla. Si quieres mi ayuda debes ganártela. —Se mira las uñas desinteresadamente, y le da un mordisco a su manzana. La cuál, será su desayuno el día de hoy después de enterarse de que ha subido algunos kilos esta última semana.

Aún no puedo olvidar el grito que dio una vez que vio los números que se digitalizaban en la báscula. Yo le dije que estaba más que bien, pero olvidaba que lo terca lo tiene en la sangre.

— ¿Qué quieres? —Beck arquea una ceja.

— ¿Qué puedes ofrecerme? —Se recarga en el respaldo de la silla. Es ahí cuando vislumbro el lado de negocios y avidez de mi amiga. Dándome un vistazo de lo que puede llegar a convertirse si quisiera tener el mismo poder que su hermano. Cai frunce sus cejas delgadas, al mismo tiempo que estudia a Beck, como si este fuera a hacerle alguna propuesta importante.

— ¿Ropa? ¿Zapatos?

Ella se ríe en su cara.

—Cariño, tengo un cuarto lleno de ellos, y si quiero, puedo obtener más con solo mover un dedo —declara con superioridad. Sus uñas añaden un toque poderoso cuando las repiquetea contra la superficie de la mesa —. Eres hijo de un importante empresario, usa tus recursos.

Una sonrisa se forma en mi rostro al momento en el que pienso que Beck no tiene más remedio que rendirse. La razón por la que no quiero ir a la fiesta; Uno, es porque no me dan ganas, y segundo, porque será en la casa de Samadi. Aún no he vuelto a hablar con ella, pero por las miradas que me da cuando me ve en los pasillos con Beck me dejan más que claro que no soy santo de su devoción. No creo que después de todo, le agrade verme ahí, sin invitación.

Justo cuando pienso que Beck ya no tiene más oportunidad, chasquea los dedos como si una idea le ha llegado a la mente, y sonríe con suficiencia, lo cual logra preocuparme.

—Te consigo dos boletos para ver a los Street Guys en el concierto que darán en la ciudad —responde decidido. Sonrío para mis adentros. Eso no le va a funcionar. Cai tiene mucho dinero y de seguro ella puede comprar los boletos que quiera.

—Fiorella, vas a ir con este encantador chico a esa fiesta —habla rápidamente.

Yo quedo completamente conmocionada, a lo que la miro con enojo.

— ¿Acabas de venderme por unos boletos? —pregunto ofendida.

— ¿Sabes cuánto cuestan esos boletos? ¡Mucho! Massimo no me dejó comprarlos, así que, si me los regalan, no hay por qué me diga que no —explica como si fuera lo más fácil del mundo.

Ruedo los ojos ante su actitud inmadura. Intento adoptar una postura dolida con mi amiga, que de una forma patéticamente sencilla me ha dejado ir por un concierto. Beck se gira hacia mí, y pone sus manos en forma de oración. Yo trato de no caer ante sus pucheros. Es tan tierno que da risa.

Massimo "Secretos Y Oscuridad". (Familia Peligrosa I) // NUEVA VERSIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora