Trentuno: Máscaras

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"Te amo como se aman ciertas cosas oscuras, en secreto, entre la sombra y el alma" —Pablo Neruda.


Lunes 31 de diciembre de 2018


Fiorella


—Dios mío, Fiorella. Te ves hermosa.

Mis ojos están fijos en la imagen que el espejo de cuerpo completo me regresa. Sé que soy yo la que está al frente, pero mi mente no es capaz de procesarlo.

—No es... es increíble que sea yo —digo anonadada.

Cailin se para detrás de mí, y me mira a través del reflejo.

—Créetelo. —Me regala una sonrisa. Sus manos se posan sobre mis hombros —. Esta chica eres tú.

Mis mejillas están pintadas de rojo, y no hablo por el maquillaje. Me siento avergonzada, en el buen sentido. No estoy acostumbrada a recibir halagos. Cada vez que alguien me dice alguno, me es difícil creerlo. Cuando vuelvo al espejo, decido confiar en lo que Cai me dice. El vestido rojo que llevo, se acentúa a mi figura de una forma favorable. Nunca me he sentido segura con mi cuerpo, —aún no lo estoy —. Siempre me he quejado de esas pequeñas llantitas que sobresalen en mi piel. He ido rechazando todas las imperfecciones que tengo, y que han sido usadas como armas para atacar mi autoestima. Pero esta noche, decido dejarlas pasar. Hoy seré hermosa a mi manera.

—Ustedes también se ven espectaculares —les devuelvo el halago.

Cada una lleva un vestido que las describe a la perfección. El vestido de Cai es largo y de color negro, con los hombros caídos. El corte clásico y elegante que recorre su pierna derecha remarca el estilo y buen gusto por la moda de mi amiga.

Laila también ha escogido un vestido de corte largo, sin mangas y con colores entre negro y gris. Tiene algunas partes transparentes, resaltando el toque atrevido que la caracteriza. Por otro lado, el atuendo de Vera da un aire más cómodo y reservado, de un color azul rey que contrasta con su piel.

No puedo evitar sentir un nudo en el estómago. Los nervios me están comiendo viva. No solo porque estoy a punto de presenciar una reunión llena de mafiosos —muchos más de los que había en la cena de navidad —, sino también por la locura de la que me convencieron Vera y Cailin.

Tampoco puedo ocultar que una parte de mí sigue pensando en la discusión que tuve con Massimo en la biblioteca. Nunca había sentido mi cama tan fría como esa noche. Se supone que no hay más asperezas entre nosotros. Eso me lo dejó claro antes de ir a supervisar los preparativos. Al final se había decidido por llevar a cabo la fiesta en un salón de eventos ubicado en Tribeca, así que, junto a Ethan, se están encargando que no falte ni un alfiler. Se escabulló en mi habitación después de que me diera una ducha. Me estaba cepillando el cabello, cuando él entró y se dirigió a mí para plantarme un beso desesperado y lleno de sentimientos. No dejé pasar cómo sus manos fuertes se abrazaron a mi cuerpo, y sus ojos me miraron con lujuria cuando se dio cuenta de que solo llevaba puesta una bata. Pero no hizo nada. No dio un paso más ni apresuró sus intenciones. Las palabras que salieron de sus labios siguen grabadas en mi mente, sin que pueda soltarlas.

—Tuyo.

Aliso mi vestido una vez más a causa de mi nerviosismo. Mis manos sudan y no dejan de temblar. Todo va a salir bien, me repito una y otra vez. Pero hay una sensación en mi pecho que me hace pensar que no todo estará en nuestras manos esta noche.

Massimo "Secretos Y Oscuridad". (Familia Peligrosa I) // NUEVA VERSIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora