26: Hielos y Pegatinas

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TOM








Sin lugar a dudas, la fiesta estaba yendo mejor de lo que había planeado. Por fin, parecía que Abigail estaba admitiendo —a su manera— lo que sentía por mi. Realmente desconocía si había más de un solo sentimiento de por medio, pero me conformaba con que algo escondía y preferí dejarlo así. Su regalo fue con lo que más me quedé, encabezando la lista de los mejores obsequios que me habían hecho.

Se convirtió en mi púa favorita.

Con cada escalón que bajábamos para reincorporarnos a la fiesta, más me arrepentí después. Parece ser que Abby era la sensación para los hermanos Aguilar, sobre todo para Diego, quien lucía como si quisiese abalanzarse sobre ella.

—Por fin regresan —Comenta Félix, en un tono burlón— ¿Ya se echaron un rapidín?

Miro a Abigail, quien se sonroja al instante, mientras yo disfrutaba de no aclarar nada para así marcar mi territorio. No es que fuese sano hacerlo, pero no podía negar la satisfacción que me daba el dejarles en claro lo que no se podía tocar.

Diego parece escanear la situación, tomando un sorbo de su vaso con lentitud.

—No hicimos nada, Tom solo me enseñaba el lugar —Abby posa sus manos sobre mi hombro derecho y apoya el costado de su cabeza en mi hombro— ¿verdad?

La manera en que me mira, aleteando sus tupidas pestañas, me indica que la respuesta está en mí. Si digo la realidad o me abstengo y dejo en claro que no está disponible para ninguno de aquí que no sea yo.

—Y de paso me diste tu regalo, ¿verdad? —No mentía, pero me aseguré de decirlo en un tono sugestivo para insinuar con doble sentido a lo que me refería.

No pasa ni un segundo, cuando escucho la voz de Luke a nuestras espaldas desde la sala —¡Vamos a prender la fiesta con un juego!

Volteo los ojos y giro cuando Abby lo hace también.

—¿Qué me dicen los cumpleañeros? —Estaba subido sobre la mesa central, alzando sus brazos en mi dirección y con una alegría desmesurada.

Culpa del alcohol, por supuesto.

Justo Bill entra por la puerta principal, junto a Jane con un semblante alegre. Sonríe en nuestra dirección primero, pero luego se centra en Luke negando con diversión ante la propuesta.

Si, los juegos de Luke siempre eran un peligro andante.

—Dime que no tiene que ver con las pegatinas ridículas que trajiste —Le reprende mi gemelo y éste alza sus pulgares en un gesto afirmativo.

—¿Qué pegatinas? —Cuestiono, justo cuando llegan los dos a nuestro lado.

—Créeme, no quieres saberlo —Me palmea el hombro y luego nos centramos en nuestro amigo borracho.

—¡Ay vamos! Les prometo que será divertido.

—Eso dijiste la última vez y Nadia se dio una vuelta por el lago en bolas —Jane recibe un tirón por parte de la mencionada, reprimiendo una risa.

—¡Ay! —Se queja.

—Por eso mismo, fue divertido —Añade Luke, ganándose una mirada de advertencia de parte de Nadia que no pasa desapercibido para más de uno.

—Más te vale que cierres el pico —Lo amenaza, y luego sonríe con malicia— Pero antes dinos de que trata tu estúpido juego y a lo mejor convenzo a estos dos cascarrabias.

What is Love | tom kaulitz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora