22: Berlín fue Testigo

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TOM



La primera premisa que tuve sobre el amor fue el divorcio de mis padres cuando Bill y yo éramos muy pequeños. Ellos dos que se demostraban amor siempre que tenían la oportunidad y de repente decidían terminar con todo lo que los unía. Sé que no fue de la noche a la mañana, porque nos ocultaban las veces que discutían o se insultaban para que no tuviésemos una mala niñez con padres problemáticos. A partir de eso, agarré una especie de odio a ese sentimiento tan puro y humano, aborreciéndolo tanto que nunca lo sentí de verdad llegar hasta mi.

Hasta que Nyx apareció como un torbellino a derribar ese muro absurdo que no me permitía ver más allá de polvos casuales. Por ella entendí que si soy capaz de sentir afecto y amor por una mujer, si puedo ser romántico, puedo ilusionarme con una simple sonrisa... Siendo también la prueba viviente de que, así como es de bonito, es de doloroso.

Podría haberme ducho que ya no sentía lo mismo, que quería estar con ese estúpido bailarín, pero no. Y, si no lo hubiese llegado a presenciar por mi mismo, ahora seguría estando con ella como un imbécil.

Veía inútil e imposible que una mujer pudiese volver a generar un atísbo de interés en mí, hasta que comprendí que me estaba pasando con Abigail. No es amor, no es ilusión, es disfrutar de su compañía y que tuviese la capacidad para hacer que olvidara mis problemas.

Bill, como siempre, me ayudó a comprenderlo antes de decidirme por invitarla a salir.

—¿Entonces no sentiste nada? —Ambos estábamos finalizando uno de los muchos ensayos que tuvimos en la semana, sentado frente a mí, mientras yo me concentraba en afinar una guitarra española.

O fingiendo, ya que prefería centrarme en eso que en el rumbo que estaba tomando la conversación.

—Me repito siempre que no siento nada, pero es estar pegado a esa chica y se me nubla la mente —Respondo, cabizbajo, analizando cada una de mis palabras.

—Bueno, no me asusta porque lo primero que me dijiste sobre tu ex, alias la inombrable, fue que estabas enamorado.

—No estoy enamorado, y creo que tampoco lo estuve de Nyx. Si, la quería, pero no la amaba, solo fue pura ilusión —Admito— Aunque si me dolió como la mierda su traición, pues en ese momento estaba convencido de que era la mujer de mi vida, así como lo es mamá.

—No debiste usar esa comparación —Me advierte, señalándome con el dedo serio.

—Lo sé, en ese instante te juro que lo sentí así hermano —Ahí si lo miré a los ojos, porque ya sé que la había cagado al comparar el amor incondicional de mamá con el falso que me brindó Nyx.

—Soy consciente de ello, yo mismo fui el que vio el reflejo de dolor en tus ojos por meses —Aclara, soltando un bufido de frustración— La última vez que te había visto así fue cuando se separaron nuestros padres y odié que esa vez fuese por una chica que, desde el primer momento, supe que no era trigo limpio.

—Ya sé que me lo advertiste, pero estaba ciego. Justamente los sentimientos fueron los que me nublaron el juicio y por ello me niego a que esta migaja de interés crezca y me suceda lo mismo —Era la primera vez que decía eso en voz alta, y me gustó que Bill estuviese conmigo para aconsejarme tan sabiamente como él sabe.

—¿Estás comparando a Nyx con Nadia? No deberías meter a esa bailarina en el mismo saco que a esa arpía —Comenta, apoyando sus codos sobre sus rodillas para quedar más cerca de mí.

—Lo sé, y ese es el maldito problema. No puedo evitar pensar que todas las chicas que me fijo serán como ella, que me traicionarán.

—Tendrás que trabajar en eso, y el primer paso será descubrir tus verdaderos sentimientos por Nadia para ver que se trate de interés mútuo —Me da golpes entusiastas en la rodilla, llamando mi atención.

What is Love | tom kaulitz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora