Ha pasado un tiempo, la tarde comenzaba pacíficamente para cada hogar... Menos en uno. La casa Aizawa se caracterizaba por su tranquilidad y por ser un montón de adoptados, en el barrio eran recordados con mucha ternura, desde el frío hombre que actuaba como un padre para los tres pequeños, una persona que parecía vivir cansado, con un montón de gatos siguiéndole atrás suyo y que siempre vestía de negro y bufanda gris. El hijo mayor, Hitoshi, era muy parecido a él, si no fuera porque preguntaron, jurarían que estaban relacionados de sangre, el joven pelimorado era una persona irónica, mas de buen corazón, solía ser quien ayudaba a la gente del lugar llevando cosas o acompañaba a abuelitos a cruzar la calle. El hijo del medio, Shouto, era reconocido por el reciente caso de su familia, siempre se le podía ver con los miles de vendajes que cubrían su cuerpo, y pese a las cicatrices que había dejado su anterior vida, era un joven amable que divertía a los niños, ofrecía ayuda, además de apoyar a su familia las veinticuatro horas a la semana. Por último, Eri, la hija pequeña, quien era dulce y tímida, siempre tomada de la mano de uno de sus mayores, sonriendo alegremente y acariciando a cada animalito que se le cruzaba.
Aquel día dejó de ser tranquilo cuando los vecinos vieron a una figura de cabello rubio caminar a la casa Aizawa. Vestía lo más ordenadamente posible para un adolescente de dieciséis, se le notaba un nerviosismo creciente con cada paso que daba. En esos momentos todos pudieron rezar por el joven para que saliera con vida...
Los Aizawa eran muy aterradores en estas situaciones...
...
El joven tocó la puerta de la casa lo suficientemente fuerte para que todos le escucharan desde adentro. Arregló el cuello de su camiseta y ordenó el flequillo que caía en sus ojos, pasaron unos breves segundos antes de que alguien le abriera la puerta.
— ¡Shouto, hermano, que bueno es verte!
— Hola, Kaminari — saludó el bicolor con una suave sonrisa adornando su rostro — Pasa, Hitoshi ya casi está listo.
La casa era muy agradable, pese a los colores neutros y oscuros, lo cual el chico eléctrico se lo esperaba, habían cuadros que adornaban las murallas, algunas fotografías de la familia y pequeños accesorios, muchos que parecían ser hechos a mano por los hijos. El heterocromático lo guío hasta el living y le ofreció algo para beber, pero amablemente se negó. Shouto sonrió y había algo en esa sonrisa que a Kaminari no le gustó para nada.
De pronto aparecieron dos personas desde la cocina, Aizawa-sensei parecía más despierto que nunca, a su lado estaba la pequeña Eri, quien tenía un rollo de papel e sus manos. La pobre victima aún no se daba cuenta de lo que pasaba a su alrededor.
— Kaminari — saludó el pelinegro con su típico tono monótono.
— H-hola, Aizawa-sensei...
Un silencio profundo surgió en la habitación. Denki se estremeció ante las frías miradas de las tres personas, parecía como si quisieran despellejarle vivo y ofrecer sus restos a una deidad desconocida si se atrevía a hacer el mínimo movimiento.
— Así que dinos, Denki-kun — rompió el hielo Todoroki, quien forzaba una nueva sonrisa — ¿A dónde piensas llevar a Hitoshi?
El rubio tembló violentamente, su mente fue a volar e imagino a los tres individuos con ropas de policías malos sujetando una enorme lámpara que apuntaba a su rostro. La tensión podía cortarse con un cuchillo y se sentía que cualquier cosa que dijera sería inútil... Él moriría ese día.
— B-bueno... V-vamos al cine... — respondió tartamudeando.
— Oh... ¿Al cine? Que interesante — habló el maestro — ¿Qué van a ver? ¿Una película de terror? A Hitoshi le encanta ese tipo de películas — los vacíos ojos del profesos analizaban su alma — ¿Aprovecharás la oportunidad para abrázate a mi hijo? — el tono posesivo no pasó desapercibido.
— ¿Qué? ¡No! No, señor, jamás — en su mente, Kaminari rezó para que Shinso llegara en esos momentos.
— ¿Sabes que tipo de bebida le gusta a Toshi? — volvió a hablar Shouto.
— ¿Qué le gusta comer? — interrogó Aizawa.
— ¿Qué lugares le hace sentir incomodo?
— ¿Cuándo necesita un abrazo?
— ¿Sabes qué hacer en caso de que alguien los acose?
Denki se sentía como si le hubieran metido en la peor de las montañas rusas, las preguntas golpeaban su mente y ni siquiera podía pensar para responder, las chispas erizaban su cabello y por primera vez en su vida deseo que le diera un corto circuito. Un suave tirón en su manga le distrajo de sus pensamientos.
— Oh, Eri-chan, ¿qué sucede? — la pequeña sostenía un pequeño trozo de su camisa para llamar su atención, con un movimiento casi tímido le entrego la hoja de papel que traía consigo — ¿Eh? ¿Para mí? G-gracias, es muy dul-...
Su voz se apagó cuando vio bien el papel. La pequeña había estado dibujando en el blanco manto, los miles de colores, que guardaba cuidadosamente en su escuche, se mezclaban unos con otros hasta que tomaron una forma. Él estaba ahí, dibujado con un amarillo fuerte y con su traje de héroe, a su lado estaba Shinso, con una mueca triste, y al otro extremo se encontraban Aizawa, Shouto y Eri con armas que apuntaban a la cabeza del Denkibujo. El rubio giró hasta la pequeña, más blanco que el cabello de Todoroki.
— Eso es lo que pasará si lastimas a Hito-nii — los ojos sin brillo de la pequeña sería algo que jamás se le olvidaría — Así que más te vale cuidarlo sino quieres que te visitemos en medio de la noche y te dejemos desnudo desde lo más alto de un edificio — Kaminari jadeó ruidosamente.
— ¡Eri! — exclamó el hombre mayor — Estoy tan orgulloso de ti.
— Eso es, peque — aplaudió el bicolor, como si le pequeña hubiera hecho la hazaña más increíble que podía.
— Y-y-y-yo... P-p-podría... Eh... — Dios, es él otra vez.
Unos pasos apresurados resonaron en la escalera, una cabellera morada apareció en el umbral de la puerta, ante los ojos de su familia se veía tan lindo, a los ojos del rubio se veía como la cosa más preciosa que jamás había visto, no sabía si en esos momentos los dioses se habían apiadado de él o no, pero agradecería siempre aquella imagen de su salvador.
— Lamento la demora, Denki — suspiró Shinso — No encontraba mis cosas.
— No te preocupes — mintió mientras temblaba como una hoja — T-todo esta bien, m-me divertía con tus hermanos y papá...
— Será mejor que nos vayamos antes de tener que hacer fila — rápidamente tomó la mano del rubio eléctrico — ¡Adiós, nos vemos más tarde, los amo!
...
Una vez de disfrutar una linda velada al lado del chico bobo que le hacía reír, llegó a su casa. Estaba cansado de sonreír, le llegaban a doler las mejillas, con el máximo silencio posible avanzó hasta la cocina para beber un vaso de agua y allí se encontró con el heterocromático.
— Dime la verdad — habló el pelimorado sin ver a su hermano — Ustedes escondieron mis cosas para poder interrogar a Denki, ¿no? — el bicolor sorbió su té mirándolo con inocencia.
— No tengo la menor idea de lo que me hablas — una sonrisa traviesa se deslizó por sus labios, contagiando a Shinso con la misma diversión.
— Por supuesto que no...
...
Hola, ¿cómo están? Espero que bien... Bueno, aquí está el primer extra de esta historia, ¿qué les pareció? ¿Necesita algo más? ¿Más desarrollo? ¿Más interrogación? XD Pobres Denki y Deku, ninguno se salva del interrogatorio xdxd ¿Quién será la próxima victima? ¿Qué creen que pasará ahora con esta alocada familia? Déjenlo en los comentarios... Recuerden comentar, votar y disfrutar...
Nos vemos en otra historia...
Kurenai-kun...
La persona de mil rostros...
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Colapso... [TODODEKU]
FanfictionTodoroki esta extraño... pero nadie se da cuenta, solo ese día pudieron saber algo horrible por lo que pasaba... TODODEKU YAOI