Capítulo 20

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—Siga

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—Siga. — es Carls quien entra y se sienta en el borde de mi cama.

—¿Como sigues?— pregunta poniéndome una tasa de chocolate en la cama, gesto que me recuerda los días en forks, cuando me enfermaba.

—Mejor.

—Me da gusto— las manos las entrelaza nervioso y lo observo con detención a la espera de que diga algo. — Necesito que hablemos cariño.

—¿De Susana ? — supongo así que indago sin darle espacio de continuar.

Carls asiente

Y me incorporo de la cama quedando sentada frente a él.

Una sensación extraña me invade provocando que me lleve las manos a la boca y me muerda las uñas.

—Esta conversación ha tenido lugar en mi cabeza por quince días y si te soy sincero aún no sé por donde empezar. — expulsa aire por la boca— tampoco estoy seguro de que sea el
Momento pero prefiero que salgamos de eso, confío en que sabrás manejarlo.

Dejo de morderme las uñas pra entrelazarme las manos a la espera de lo peor.

—¿Le sucedió algo? ¿Esos tipos la asesinaron?—me exaspero.

—No, ella está bien, pero ha sido sometida a maltratos que jamás podrías imaginar, eso le ha causado daños, tú madre no es ni la sombra de la mujer que era.

Los ojos se le aguan y la mirada se le pierde en un punto fijo que se encuentra detrás de mi.

—Carls— mi voz en un susurro y mi padre se lleva una mano a la frente, agachando la cabeza para que no lo vea desbonorarse.

—¡Por Dios! Me siento tan culpable. — se deja ir y le apretó la mano por inercia.

—No es tu culpa. — intentó suavizar la situación mostrándole que estoy ahí para el

—Si lo es— reafirma levantando la voz— si yo la hubiera buscado, si me hubiera esforzado por ver más allá de mis narices.

La tristeza también me golpea, porque si hay cosas dolorosas en este mundo, la primera debe ser ver cayéndose a pedazos a la persona que más amas en la vida, para eso no hay nada que te prepare.

—Y donde está?— me atrevo a preguntarle.

La mandibula se le tenza y los ojos se le llenan de rabia.

—En un centro de rehabilitación, tú madre es adicta. — lo que dice me impacta en lo más profundo del alma, y de inmediato mi cabeza escarba entre los recuerdos borrosos que tenia de ella y se escabulle nublándolos de complejidad. — La sometieron, torturaron y..— se calla haciendo una pausa corta. — No hay una forma sutil de decirlo, de cualquier modo lo que ha vivido duele, duele como el carajo.

Me llevo una mano a la boca tratando de contener el llanto.

—La abusaron Alenha, la vendieron como si fuera un pedazo de carne y en la red oscura la exhibían como la artista que ahora era puta.

CORAZÓN EN EXTASISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora