CAPITULO 6

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(***)



–¿Eso es todo? – Le dije mirándola con la mandíbula casi descolgada por el desconcierto.

–Si –se limitó a decir.

No era que yo esperara que Joys me castigara un año, o que procediera a hacer un completo alboroto, o que pasara una hora entera dándome un sermón sobre la responsabilidad, pero tampoco esperaba que fuera tan comprensiva.

–¿Qué? – pregunto al darse cuenta que la seguía observando con cara de desconcierto. —nada —me apresure a decir.

—Nadie está exento de cometer errores, además una borrachera que se te salió de las manos no te define como persona. —se ríe. —Solo asegúrate de que no suceda de nuevo.

—Tome la mochila para salir a esperar a Daniel afuera, habíamos quedado en que pasaría por mí para llevarme a la escuela. Aunque yo le había dicho que no era necesario muchas veces, él se portó insistente hasta que finalmente acepte.

El día estaba soleado, el olor a césped mojado se paseaba por el ambiente y el viento que soplaba levemente me movía el cabello y la falda del uniforme.

Cerré los ojos e inhalé hondo, el olor de la tierra mojada calificaba par ser uno de mis olores preferidos en todo el planeta, quizá podría ocupar el sitio número dos, porque el primer puesto sin duda era el olor a libros nuevos.

Escuche el convertible de Daniel estacionarse frente a la casa, yo aún estaba embobada lo majestuoso que pintaba el día, pero me apresure a salir cuando escuche la bocina.

Me subí en el asiento del copiloto, el olor a chicle me atrapó enseguida.

Daniel me dedicó una de esas sonrisas que eran sólo suyas y yo lo salude con un beso en la mejilla.

­­­­—¿Qué tal estás hoy? —preguntó con una mirada que desconocía en el.

A veces me sorprendía lo expresiva que podía ser una persona sin necesidad de articular palabra alguna.

Los ojos son la ventana del alma. Pensé 

—Estoy bien. —¿Qué tal vas tú? — indague.

Daniel se pasó la mano por el rostro mientras me observaba, aún no había arrancado el auto sin embargo este estaba encendido.

Dejo salir una bocanada de aire antes de contestarme.

—Muy apenado contigo en realidad. —Contestó al fin.

Yo tenía claro de que me hablaba, pero decir hacerme inocente, no quería poner el momento más incómodo.

—¿Por qué? —le pregunté mientras me removía inquieta en el asiento.

Sabía a dónde iba aquella conversación y me ponía nerviosa no tener una excusa común como "pedí un taxi" o "Llamé a mi hermana para que viniera por mi" porque no había ubicación que yo pudiera dar para que eso se llevara a cabo, además, iba a ser demasiado extraño explicar que Marcus me había traído a casa.

—Porque me hice un compromiso contigo, no lo cumplí y me apena haber faltado a mi palabra.—me miró fijamente a los ojos para después agregar. —no quiero que pongas en duda mi caballerosidad. 

— No voy a poner en duda tu caballerosidad jamás.    —le dije sonriendo porque me aterraba lo tenso que se había puesto el ambiente

Quizá era cierto que él era amable y caballeroso pero que tenía falta de compromiso era innegable. Honestamente yo si estaba enojada por lo que había sucedido en la fiesta, pero no toda la culpa era de Daniel, también era responsabilidad mía estar al pendiente así que comprendí que no era justo tirarle toda la carga y hacerlo sentir mal.

CORAZÓN EN EXTASISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora