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Egan:

Golpeo las rejas de la celda y llamo a los guardias. 

Es inútil

—Señor.—La voz de mi siervo irrita mis oídos.

—Cierra la boca.—Ordeno y respiro profundo.—No puede ser verdad.

Quiero creer que no es cierto, pero es Elina.

Tan terca y tan exageradamente valiente, vi su rostro destrozado cuando me fui, la vi llorar y recordarlo tensa mis músculos.

Imaginar que esta ahi afuera respirando el aire de ese seudo príncipe me enfurece más, esta ahi, desprotegida y yo no puedo protegerla detrás de estas rejas.

"Prometo amarte y protegerte todos los dias de mi vida"

Aprieto los puños, yo debo salir de aqui.




Elina:

—¿Un duelo?—Repite el príncipe y sonríe.—¿Por qué aceptaría un duelo? ¿Qué gano yo? ¿A un prisionero que la reina ya me entrego?

—Respeto.—Pronuncia la reina de Arcaría.—La princesa me ha comentado que se siente inferior por dos compromisos arruinados.

El príncipe abre mucho los ojos y voltea a verme, no le aparto la mirada y la reina de Arcaría continua:

—¿Se siente deshonrado, no es asi? Un rey que no es respetado por su gente no es un rey.

Duda al escucharla, el príncipe duda.

—Y estoy segura que el rumor se correrá, como se corrió el ataque en Obsidiana y el mejor ejemplo de que los rumores tienen fuerza fue una situación que nos une a mi y a usted, príncipe Caelan.

—No has respondido que gano yo, Alexandra de Arcaría.

—¿Respeto no es suficiente?

—No.

—El placer de salir victorioso, de humillar al duque... de que todos los reinos por fin tomen en serio a Lavinia.—Continua la reina y me mira al decir las últimas palabras.—Y por supuesto el placer de cobrar la vida del príncipe.

Reacciono con sus palabras, el corazón se me acelera y la reina niega.

—¿Me ofrece un combate a muerte?

—Se que el príncipe de Lavinia no espera menos. —Contesta ella.—Puede aceptar, aunque si hay duda de usted y temor de los resultad...

—¡¿Insinúas que tengo miedo?!

—No use la palabra "Miedo" en la oración, sin embargo la respuesta dependerá de usted.

—Ya tolere suficiente.—Espeta Caelan de Lavinia.—No he sido invitado a este reino para ser insultado, ni para que se me tildara de cobarde. No me harás quedar como un miedo frente a mi reino y todos los demás, Alexandra.

La reina guarda silencio.

—¡Y definitivamente no seré más ridiculizado por princesas!—Nos mira ambas y se acerca.—Acepto, que sea un duelo a muerte.

Me mira a mi.

—Y añádanle que reclamare la mano de la princesa en la misma arena de duelo frente al cuerpo sin vida de su actual esposo.—Sonríe.

—Princesa...—Me llama la reina Alexandra.

—Hija mia... 

Ignoro a mamá y controlando mi impotencia, respondo.—Si, acepto.

Disputa por el Trono (#5 Amores en la Realeza)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora