Querido Ethan:
¿Cómo estás? ¡Ya es Navidad! De seguro debe estar cayendo mucha nieve allí, ¿te gusta eso? Recuerdo que te gustaba mucho jugar en ella, ¡Erick y Falco te perseguían y tú tratabas de correr de ellos, pero no podías! Tuve que detenerlos muchas veces porque te estabas ahogando por la risa, bebé.
¿Qué pediste de regalo? Espero que tu padre te haya entregado lo que sea que hayas pedido, si no, siempre puedes hacerle un berrinche, aunque ya estás algo grande para eso. No importa, Ethan, hazlo rabiar, Eren enojado es muy divertido.
He estado pensando en viajar, Ethan, ¿no te gustaría que fuera una semana para allá y así poder vernos? ¡Me encantaría verte otra vez! Estoy seguro de que tu padre te dejaría salir conmigo, y puede que incluso... puede que Mikasa...
¿Por qué no lo piensas? Ya tienes trece años, Ethan, ¿te gustaría conocerme? Si quieres hacerlo, por favor, envíame una carta y compraré un boleto hacia allá inmediatamente para que nos veamos. Pero si no quieres, está bien, no es necesario que respondas, tu silencio será respuesta suficiente, mi vida.
Piénsalo, por favor.
Bueno, ojalá te hayan dado muchos regalos, ten unas lindas celebraciones.
Con amor, papá.
Ethan terminó de leer la carta número quinientos setenta y dos, frotando sus ojos por el cansancio, y la dobló cuidadosamente. La dejó junto al resto de cartas leídas, quitando los rastros de lágrimas de sus mejillas.
Cada semana, Levi le envió una carta sin falta, contándole cosas de su vida diaria, platicándole sobre sus amigos, sus sueños, sus pensamientos, y sin importarle si sólo obtenía silencio. Algo pareció romperse en su interior porque pensar en eso, en su papá hablándole catorce años a la nada, era algo demasiado doloroso y triste, algo que nadie debía pasar.
Erick, a su lado, se removió y frotó sus ojos.
―¿Ethan? ―preguntó con tono somnoliento―. ¿No has dormido nada?
Sacudió su cabeza en una negativa.
Luego de que Eren se hubiera marchado y él dejara de llorar, agarró la caja con las cartas, rebuscando en el fondo para comenzar a leer las primeras que llegaron: eran las cartas más deprimentes, duras y horribles de leer, pues podía notar, sólo con la narración, que su papá no estaba bien.
Qué parecía consumido por un enorme dolor que acabaría tarde o temprano con él.
―Deberías dormir ―dijo Falco, mientras su desordenado cabello caía sobre sus ojos―. Además, estás faltando al colegio y...
Mordió su labio inferior.
―No voy a seguir yendo ―dijo con el ceño levemente fruncido―, no me importa el colegio. Debo... debo ir a buscar a Levi y...
―Hey, hey, tranquilo ―se apresuró a decir Falco―, relájate, ¿está bien? No te sirve de nada enloquecer ahora, Ethan, no te hará bien. Necesitas descansar.
Miró a Erick, que volvió a cerrar sus ojos para dormir unos minutos más, y luego contempló a Falco, sus ojos preocupados puestos sobre él.
Ethan se sentía extraño allí, con los dos chicos sobre él en todo momento, tan preocupados por su estado anímico, ya que nunca antes otras personas que no fueran sus padres se preocuparon por él. Como no tenía amigos, sus habilidades para las relaciones extra-personales eran escasas, por no decir nulas, pero de alguna forma se sentía cómodo en ese ambiente.
Había algo extrañamente confortable en ambos chicos que relajaba a su alfa interior.
Suspiró, dejando la caja en el suelo, y se recostó sobre la cama. Inmediatamente Erick se subió sobre él, acurrucándose contra su cuerpo, el aroma omega inundando sus fosas nasales.
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Yuanfen - Ereri
FanfictionDonde Ethan descubre la verdad de su familia. ADAPTACIÓN AUTORIZADA Todos los créditos a @Hobibuba