CAPÍTULO 7

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―Ame, ¿estás lista?

La chica levantó la vista de su bolso, mirando a Ethan arrodillado frente a ella, y sorbió por su nariz.

―¿A dónde iremos? ―preguntó con la voz temblando.

―A un hotel ―dijo Ethan, limpiando sus lágrimas―. ¿Estás triste porque papá y mamá se van a divorciar?

La omega negó con la cabeza, tratando de calmarse gracias al toque dulce de Ethan.

―No, no soy tonta ―dijo en voz baja―, sé que papá no quiere a mamá y ellos... uh... Ellos son un desastre juntos ―Ethan asintió, dándole la razón en silencio―. Pero tengo miedo, ayer mamá... ella... ella estaba enojada y la abuela estaba aquí y peleaban a gritos...

Ethan la tomó de la mano, mirándola con cariño porque sabía cuánto miedo le daba a Ame su abuela, el temor que sentía por equivocarse frente a ella y llevarse una reprimenda.

En el fondo, Ethan también le tenía mucho miedo, pero no iba a demostrárselo pues sabía que eso sería alimentar su ego.

―¿Qué estaban diciendo? ―le preguntó con voz suave.

Ame sollozó.

―La abuela le decía a mamá que tenía que hacerse marcar por papá, aunque lo forzara, y tener otro bebé ―lloró la niña―, y luego habló algo sobre hacerte entender a la fuerza que nosotros somos tu familia ―Ame hipó―. No lo entendí bien, Ethan, ¿qué quería decir con eso? ¿Nos vas a dejar? ¿Me vas a dejar?

Ethan la miró, alarmado de que hubiera escuchado esas cosas, y la abrazó con fuerza, sintiéndola sollozar contra su cuerpo. Su pequeña, dulce y amable Ame, que no le hizo nunca daño a nadie, ni tampoco se volvió mala o petulante cuando tenía toda la atención sobre ella en los años que creían que iba a ser alfa.

Ame no era su hermana, pero, así como Eren tampoco era su papá, a Ethan no le importaba.

―Claro que no te dejaré ―le dijo con voz seria―, ¿cómo puedes creer eso de mí? Eres mi bonita princesa. Sólo voy a dejarte cuando llegue un alfa decente y quiera casarse contigo, que espero que sea nunca.

Ame soltó una risa baja, asintiendo, y Ethan le dio un beso en la mejilla antes de ponerse de pie, tirando de ella a su lado para bajar juntos la escalera. Eren ya los esperaba abajo, llevando también un bolso mientras Mikasa le suplicaba que se quedara, que no se marchara, pero su papá parecía decidido a ignorarla.

―¿Ame? ¿Ethan? ―Mikasa los miró con lágrimas en los ojos―. No le hagan caso a su papá, quédense aquí, ¡somos una familia!

―Lo mejor es esto, mamá ―dijo Ethan con voz vacilante.

―Y vendremos a verte ―añadió Ame, asustada.

―¿Tú también, Ame? ―Mikasa dio un paso, pero Ethan tiró de su hermana menor detrás―. ¡Soy tu madre! ¡La madre de ambos! ¡No pueden...!

Eren se movió, separando a Ame de Ethan, y tiró de la niña contra su cuerpo, caminando hacia la salida.

―Te espero fuera, Ethan ―le dijo sin voltearse, saliendo de la casa con rapidez.

Mikasa miró a Ethan, secando su rostro de las lágrimas. Compuso ahora una mirada de ira, y Ethan mordió su labio inferior.

―¿Realmente me harás esto? ―preguntó Mikasa en voz baja y furiosa―. ¿Luego de haberte criado como un hijo mío? ¿Después de haberte criado como si fueras mi bebé?

La mandíbula de Ethan se apretó.

―No tendrías que haberlo hecho, por tu culpa mi papá se fue―espetó Ethan con rabia contenida―. Si no hubiera sido por ti, mis padres estarían juntos y habríamos sido felices.

Yuanfen - EreriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora