CAPÍTULO 23

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Eren se estaba arrepintiendo de haber aceptado ir a cenar con su madre, pero ya estaba allí, así que trataría de hacer todo eso muy rápido. Lo único que quería era volver a su hogar, con Levi, y aprovechar que Ethan y Ame no estaban para poder hacerle el amor al omega una vez más.

A pesar de estar por cumplir cuarenta años, cuando Levi liberaba sus feromonas se sentía como el joven de veinticinco años que lo vio por primera vez, con total energía para hacerlo suyo mil veces si el omega si así se lo pedía.

Su madre lo miró, apoyándose en el respaldo de la silla.

—¿No vas a comer? —le preguntó, observando como el plato estaba sin tocar.

Eren enarcó una ceja.

—Podrías haberle puesto algo —contestó con tranquilidad—. Después de todo, tú le debiste decir a Mikasa que me llevara a la cama así, ¿no?

Carla arrugó los labios, fastidiada, y para su completa sorpresa agarró con el tenedor el arroz de su plato, llevándolo a su boca y tragándoselo con una expresión de irritación.

—¿De verdad no confías en tu propia madre, Eren? —le dijo.

El alfa ladeó la cabeza.

—¿Debería hacerlo? —bufó, con su tono incrédulo—. Después de todo lo que has hecho, ¿crees que yo confiaría en ti?

—Fue por tu bien —respondió con voz dura—, nunca supiste apreciarlo. Tus compromisos, tu educación, todo iba en beneficio tuyo y aun así...

—Tú beneficio —corrigió Eren—, sólo en beneficio de la familia Jaeger, no mío —el alfa suspiró, acomodándose en el asiento, porque era verdad.

Nunca experimentó el verdadero cariño, el verdadero amor materno, porque sus padres sólo le vieron como un objeto para conseguir mejores posiciones económicas. Según lo que sus mismos padres le contaron, ambos se casaron por conveniencia, pues venían de dos familias ricas que veían en dicho matrimonio una unión positiva. Tardaron cinco años en concebirlo ya que no era algo natural que Carla quedara embarazada, y luego de muchos esfuerzos, lo consiguieron.

Pero no hubo cariño maternal por parte de la mujer hacia el bebé, e incluso la mujer le tenía cierto rechazo hacia el bebé. Y cuando Eren nació... La mujer sólo lo alimentó tres meses de su pecho materno, para luego contratar a una nodriza que le diera leche a Eren.

De ahí en adelante, Eren apenas vio a sus padres, siendo educado por los mejores profesores privados, enseñándole lo necesario para asumir en un futuro la compañía de sus padres. Trató de ser comprometido a los quince años, pero se rebeló contra ellos, y los siguientes años fueron llenos de tensión porque no cumplió con las expectativas esperadas.

Pero a él no le interesaba. No cuando podía ver las expresiones de disgusto en sus rostros. No cuando conoció a Levi así.

Ni siquiera sintió algo de lástima o pena el día en que su padre falleció de un infarto al corazón, tres años atrás.

—Madre, de verdad, ¿cuál es el motivo por el que estoy aquí?

Carla ladeó la cabeza, disgustada, pero sólo dejó salir un chasquido de reprobación.

—¿Cuáles son las probabilidades de que dejes a ese sucio omega y por fin aceptes tu destino como heredero Jaeger? —preguntó con tono serio.

Eren la observó un instante, y sin poder evitarlo, comenzó a reírse de forma descontrolada, importándole poco si lo hacía frente a su madre.

Estuvo riéndose varios segundos, llevando la copa de vino a sus labios para controlarse un poco. Tomó aire profundamente, sacudiendo su cabeza con diversión por lo que había dicho.

Yuanfen - EreriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora