Yuanfen - Ereri

CAPÍTULO 12

Farlan saboreó su sangre cuando Marco lo golpeó en la mejilla con una expresión de ira en su rostro, lejos de todo el mundo. Izan no estaba con ellos, para fortuna de ambos, sino que estaba junto al resto de niños en el lugar siendo cuidados por dos profesores, para que así interactuaran entre ellos a pesar de todo.

Marco le escupió, asqueado.

―¿Creías que no iba a darme cuenta? ―gruñó furioso―. Soy tu maldito omega, Church, y eso significa que estoy conectado a ti. ¿Creías que no me daría cuenta de tu corazón acelerándose cuando ves a Levi?

El alfa bajó la vista cuando llegó la segunda bofetada en su mejilla mientras Marco comenzaba a sollozar, sus hombros sacudiéndose por el llanto.

―Te odio ―escupió Marco―, fingiendo que todavía me amabas...

―Te quiero ―dijo Farlan con seriedad―, te lo prometo. Esto por Levi es una estupidez, tú eres mi omega, es a ti a quien amo.

Marco dejó salir un bufido de burla, sacudiendo su cabeza con incredulidad.

―¿Sabes qué es lo peor? ―dijo Marco―. Que Levi no tiene la culpa de nada, sólo has sido tú el... el idiota que se ha enamorado mientras yo...

―Mi amor...

―¡Vete a la mierda!

Marco se volteó, marchándose de allí con paso enojado, limpiando su rostro furiosamente, y Farlan no lo siguió, pues sabía que el omega sería capaz de darle otro golpe.

Acarició su mejilla adolorida, siendo consciente de que se merecía todas esas bofetadas, porque lo que hizo era imperdonable. No sólo se acostó con Levi para ayudarlo con su celo, sino que también generó sentimientos que rozaban lo romántico, y eso, en definitiva, era cruel y vergonzoso. En especial, ya que fue durante la época en la que Marco no estuvo, por cumplir con esa horrorosa condena que le impusieron.

Marco se dio cuenta antes que nadie, por supuesto: Farlan dejó de visitarlo todos los sábados, hablando poco sobre lo que ocurría y evitando mirarlo a los ojos. Y cuando llegó con el olor a celo de Levi encima...

Antes de ese encuentro, por su buen comportamiento, dejaban que las visitas fueran en el comedor, sin una ventana de por medio, pero Marco enloqueció y se lanzó a golpearlo, dejando su mejilla rasguñada y sangrante por la herida que alcanzó a hacerle. Desde ese día le prohibieron a Marco aquellas visitas, teniendo que ver a la gente que le visitaba sólo por medio de un ventanal y un teléfono.

Farlan sabía que Marco estaba alejando a Levi a propósito y algo dolía en su interior, porque antes de eso, ellos dos fueron buenos amigos. Levi fue a cenar muchas veces a su casa cuando lo invitaban en las fiestas como Navidad o Año Nuevo (sobre todo cuando Farlan se dio cuenta de que Levi pasaba aquellas festividades sin compañía alguna, ya que no tenía a nadie allí), fue una de las primeras personas en enterarse del embarazo de Marco, estuvo a su lado cuando fue el día del parto y conoció a Izan desde el día que nació, cuidándolo con dedicación cuando ellos salían a cenar o querían pasar un tiempo juntos.

Él sabía lo mucho que les dolía, tanto a Marco como a Levi, toda esa situación, pero no sabía cómo arreglarlo.

Ni siquiera sabía cómo ahogar esos tontos sentimientos que tenía también, que no correspondían, que no tenían motivo de ser.

Pero Levi estuvo cuando más lo necesitaba, cuando Marco no se encontraba con él e Izan era imposible de controlar, y cuando todo parecía ser un maldito desastre que no podía solucionar. Levi...

Se enderezó al sentir la presencia repentina de alguien.

―Te estaba buscando ―dijo Pieck a modo de saludo―, ¿por qué soy la última en enterarme de todo el desastre que está pasando aquí? ―parpadeó, desconcertado, y la mujer suspiró―. El hijo y el alfa de Rivaille, su celo...