CAPÍTULO 18

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Falco estaba batallando con Erick, cuando Ethan despertó al recibir un golpe en una de sus piernas.

—¡Ethan! —lloriqueó Erick, tratando de impedir que Falco lo sostuviera de los brazos—. ¡A... ayuda...!

—¿Qué ocurre? —preguntó confundido, con su voz ronca por el sueño.

Falco gritó al recibir una mordida en su mano, el omega gruñendo entre quejidos.

—No quiere tomarse el anticonceptivo —explicó Falco—. Su omega quiere un bebé, pero yo sé que Erick no está hablando en serio, y tengo que obligarlo cada maldito celo a tomarse la pastilla para que no quede preñado.

—¡Bebé! —exigió Erick, tratando de girarse y escapar del agarre del alfa—. ¡Quiero bebés!

—¡No, no los quieres! —bufó Falco—. ¡Vamos, Ethan, ayúdame! ¡Sostenlo de los brazos!

—¡No! ¡No! —sollozó Erick al ser agarrado por el alfa menor.

Falco agarró su mandíbula, obligándolo a separar sus labios, y puso una pastilla en su lengua, tapándole la boca para impedir que la escupiera. Erick terminó tragando la pastilla entre llantos, y Ethan se sintió mal al escucharlo llorar de forma desquiciada.

—Quiero mis... mis bebés... —hipó el omega, tocándose el estómago.

—Ya, Erick... —comenzó a decir Ethan, queriendo calmarlo—, más adelante... ¡AH!

El omega lo mordió repentinamente en el hombro, enfurecido.

Falco tiró del chico, empujando una almohada en su boca para que no mordiera a nadie más, y Erick abrazó el cojín, sollozando sin control alguno.

—No le creas —dijo Falco al ver la expresión de Ethan—, está fingiendo porque espera que le demos bebés con su llanto.

Las lágrimas de Erick se detuvieron. Falco sonrió con burla.

—¡Los... los mataré...!

—Erick, no seas malo —regañó Ethan, antes de recibir un golpe de la almohada—. Vamos, ¿te calmarás si follamos entre nosotros?

No sabía de dónde sacó la valentía para decir eso.

Erick los miró con sorpresa, con sus mejillas coloradas y ojos brillando, y asintió con ferocidad.

Falco observó a Ethan.

El menor levantó sus manos.

—Sólo bromeaba...

—¡No, no! —gritó Erick, enderezándose—. ¡Follen! ¡Follen!

—¡Creaste un monstruo! —acusó Falco.

—¡Yo sólo quería...!

—¡Follen! —Erick rompió a llorar (otra vez)—. ¡Malos! ¡Malos... alfas! ¡Malos! ¡No me... no me aman...!

Ethan rascó su nuca.

—Bueno, Falco, si puedes ponerte en cuatro... —comenzó a decir Ethan, antes de que Falco se atragantara con su saliva.

—No me jodas, Ethan —balbuceó Falco—. El delta en este celo eres tú. En cuatro, ahora. Creo que hay lubricante en un cajón...

Ethan iba a comenzar a llorar porque no creía que estuvieran hablando de eso, pero una mirada hacia Erick, que estaba balbuceando palabras entre lágrimas, le hizo desistir de su plan de lanzarse por la ventana.

Mientras Falco agarraba algo en el cajón, Ethan se giró y puso boca abajo, desnudo y un poco incómodo por la situación en la que estaba. Por sentirse tan expuesto de pronto.

Yuanfen - EreriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora