CAPÍTULO 24

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Eren iba a tener un ataque de nervios en ese instante.

De pie, en el pasillo del hospital más cercano donde llevaron a Levi, sentía que todo el mundo se le venía encima ante el pensamiento de que le pudo haber ocurrido algo a su omega. A su bebé.

Si lo llegaba a perder, si ocurría cualquier cosa...

Eren iba a ponerse a llorar como un niño pequeño.

Falco, Armin y Jean estaban en otro cuarto mientras revisaban a Erick, en tanto Ethan permaneció junto a Ame cuando la policía comenzó con los interrogatorios. Se habían llevado a Mikasa entre gritos, pero a Eren no le interesaba. Y su madre...

Bueno, la estaban operando para sacarle la bala. Ame no disparó a algún órgano vital, sin embargo...

El doctor salió del cuarto y Eren se le acercó.

—¿Cómo está? —preguntó con voz urgida—. ¿Puedo pasar a verlo? ¿El bebé?

—Está todo bien —dijo el doctor, aliviado—, no hubo aborto. Ha sido sólo el estrés de toda la situación. Su bebé está muy bien.

Eren ahora iba a llorar por el alivio.

—Puede pasar a verlo —agregó el doctor—, ha estado bastante calmado a pesar de todo, pero lo ideal es que duerma para que su cuerpo se relaje.

Notó la indirecta del hombre: podía estar con Levi, pero primero tenía que hacerlo dormir. Para ello, su papel de alfa sobreprotector sería ideal.

Aunque, claro, cuando lo vio acostado en la cama, no dudó en subir sobre ella para abrazar al omega y restregar su rostro contra el pecho del más bajo como si fuera un bebé, queriendo quedar impregnado en su olor.

—Eren...

—Casi te pierdo otra vez —gimoteó, con la voz temblando—. Soy el peor alfa del mundo...

—¿Qué estás diciendo? —regañó Levi, acariciándole el cabello a Eren—. Eres mi bebé grande.

—Debería haberte protegido, y mira dónde estamos...

—Oye, no me ha pasado nada grave —Levi liberó feromonas para tranquilizar al alfa, que seguía algo alterado—. Nuestro cachorro sigue bien, mira...

Tomó la mano de Eren, llevándola a su vientre algo abultado, lo que llamó bastante la atención del doctor porque recién iba a cumplir dos meses. Había comentado la necesidad de hacer exámenes, pero Levi le dijo que no se lo comentara a Eren, pues iba a preocuparlo más.

—¿Ves? —Eren parecía fascinado mientras le acariciaba—. Cachorrito está bien.

El alfa asintió, estirando sus labios, y Levi se rió para darle un beso pequeño, calmado por el toque dulce del alfa sobre su piel.

—Tienes al peor papá del mundo, cachorro —lloriqueó Eren.

Levi rodó los ojos.

—Deja de llorar, tonto —le regañó—. Lo importante es que estamos bien, estamos juntos, y esto se ha acabado, ¿cierto? —su expresión cambió—. ¿Tu mamá...?

Eren frunció el ceño.

—Está viva —contestó, sin soltarlo un poco de su agarre—, aunque...

—Hierba mala nunca muere —murmuró Levi.

—Al parecer —prosiguió el alfa cuidadosamente—, va a quedar inválida. El impacto de la bala fue en la columna vertebral.

Levi parpadeó, observando el rostro tranquilo de Eren, y no se molestó en fingir que aquello le afectaba, ya que sería mentir. Si ella vivía, si moría, le daba lo mismo, lo único que deseaba era que le dejara en paz.

Yuanfen - EreriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora