CAPÍTULO 21

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Levi se sentó en el sofá con una expresión helada, como si fuera el rey de la casa, y Ethan se ubicó a su lado en una posición protectora, sin quitarle los ojos de encima a Mikasa.

Eren, por otro lado, sonrió ferozmente, acariciándole el cabello a Ame.

―¿Realmente creías que yo iba a permitir que lo mataran, mamá? ―preguntó en un gruñido feroz―. Luego de todo lo que pasamos, ¿creías que iba a descuidarme así?

Levi se rió en voz baja.

―Me pilló por sorpresa ―le dijo Levi con aire indiferente―, pero ya sabemos de sus jueguitos, Mikasa. Ahora ―se volteó hacia Eren, como si estuvieran hablando del clima―, ¿está listo el divorcio, cariño?

Eren ladeó la cabeza, mientras su madre y Mikasa permanecían en silencio, descolocadas todavía.

―Está en trámite ―dijo Eren―, necesitamos firmar sólo unos papeles y estará todo listo.

―No lo haré ―habló Mikasa por primera vez―, no creas que lo haré, Eren, no pretendo...

Firmarás todos esos papeles, Mikasa ―gruñó Eren, con la gracia desapareciendo de su voz, y Mikasa se tensó, sus hombros crispándose―, vas a darme el divorcio sin reclamar.

―¡Eren! ―gritó su madre―. ¿Quién te crees que eres? ¡No creas que...!

―No me manejarás más, Carla ―escupió Eren―, esto se acabó, ¿no lo entiendes, acaso? ¿Qué sigues pretendiendo? ―Eren alzó su barbilla―. Ethan ya es grande, ¿crees que al Gobierno le importará que esté vivo a estas alturas? A ellos les importará más saber que los Jaeger les hayan ocultado todo esto, con lo que respetan las tradiciones, supuestamente, y si nos quieren quitar la empresa... Bueno, me importa una mierda. Nunca la he querido.

―Bueno, yo si la quiero ―reclamó Ethan.

―Por dios, tú cállate bebé gordo ―espetó Eren.

Levi abrazó a Ethan para que dejara de balbucear cosas, indignado.

Mikasa apretó su boca un instante, con sus ojos llenos de lágrimas, pero dejó de mirar a Eren para enfocar su vista en Levi, el odio brillando en su mirada.

―¿Estás feliz ahora, bastardo? ―le escupió con ira―. ¡¿Estás feliz por todo lo que has hecho?!

Levi se rió.

―Deja el show, Mikasa ―habló, sin borrar la sonrisa―, no eres una víctima aquí. Pero respondiendo... Estoy increíblemente feliz ―echó a un lado la cabeza, mostrando su marca―. Catorce años, y no pudiste lograr que Eren te marcara. No pudiste conseguirlo, pero yo... ―soltó una risa más fuerte―, un patético omega que fue usado, lo consiguió antes que tú. ¿No es eso divertido, Mikasa?

Mikasa se movió con rapidez, gritando por el odio y lanzándose para golpearlo, pero Ethan también reaccionó con velocidad para impedir alguna pelea, agarrando a su tía por la cintura.

―¡Te mataré! ―gritó Mikasa, en tanto Levi permanecía impasible, sin amedrentarse―. ¡Voy a matarte, cabrón!

El omega enarcó una ceja.

―Ya no te tengo miedo ―dijo.

Y era cierto. Levi antes tenía pánico de hacer algo contra Mikasa, de provocarla tanto que ella le hiciera daño, pero pasó por tanta mierda que ya no iba a dejarse amedrentar más por su hermana.

Carla permanecía en helado silencio.

Eren elevó su barbilla.

No vas a atentar más contra la vida de Levi ―gruñó Eren en una orden furiosa, sus palabras impregnadas en tono alfa, y Carla se estremeció, pues nunca antes fue usado contra ella―. Le vas a dejar en paz. No le harás daño, ni tú, ni ninguna otra persona ―el alfa hizo una mueca―. Tuve que haber hecho esto desde un inicio, pero supongo que tenía la esperanza de que cambiaras. De que realmente quisieras a tu propio hijo lo suficiente para querer verlo feliz.

Yuanfen - EreriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora