"𝐒𝐭𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞 𝐭𝐡𝐢𝐧𝐠𝐬 𝐝𝐢𝐝 𝐡𝐚𝐩𝐩𝐞𝐧 𝐡𝐞𝐫𝐞, 𝐧𝐨 𝐬𝐭𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞𝐫 𝐰𝐨𝐮𝐥𝐝 𝐢𝐭 𝐛𝐞..."
Tras evadir las paredes del Laberinto, Grace creía estar a salvo de las garras de CRUEL. Sin embargo, su refugio en un nuevo comple...
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xviii. they send me away to find them a fortune
Después de reflexionar sobre si seguir a la chica desconocida o no, todos los habitantes se dieron cuenta de que parecía ser la única opción coherente, ya que a ninguno le apetecía soportar otro segundo más en ese lugar con esas criaturas queriendo devorarlos vivos.
Todos siguieron a la joven de cabello corto, agrupándose detrás de ella mientras los guiaba hacia el interior del edificio. Grace permaneció a un lado de Thomas, sintiendo una inmensa desconfianza que la carcomía por dentro. Había algo ahí que la ponía en guardia.
El lugar olía a moho y a putrefacción; el agua goteaba desde el cielo raso, produciendo ecos siniestros que, por alguna horrorosa razón, le hacían pensar en sangre. Tenía un aspecto verdaderamente postapocalíptico, tan abandonado como el centro comercial en el que habían estado antes. Los barriles con fuego crepitaban aquí y allá, lanzando destellos de calor que los reconfortaban a medida que avanzaban.
El edificio estaba repleto de innumerables detalles similares a los otros recintos por los que habían pasado. Sin embargo, había una diferencia que superaba todos los demás lugares. Había personas y los observaban a medida que pasaban.
—¿Cómo los atraparon? —inquirió Thomas a la joven, refiriéndose a las criaturas que habían enfrentado antes.
La chica se detuvo por un momento mientras caminaban, mirándolo con una mezcla de incredulidad.
—¿Atraparlos? —respondió con sarcasmo—. ¿Qué crees que somos, estúpidos? No los atrapamos —explicó con tono serio mientras atravesaban un gran agujero en la pared—. Simplemente tomamos precauciones cuando la gente comienza a cambiar.
Grace frunció el ceño.
—Espera, ¿estás diciendo que esas cosas de allá son sus amigos? —preguntó, escéptica—. ¿Simplemente los encadenaron?
—Bueno, es mucho peor que soltarlos, ¿no crees? —la chica le respondió con un tono desinteresado, como si considerara que Grace estaba haciendo una pregunta obvia. Hizo una breve pausa y con un aire de indiferencia añadió—. Y lo que hayan sido antes ya no interesa. Son solo Cranks.
—¿Cranks? —intervino Sartén—. ¿Esas cosas tienen nombre?
Se detuvieron abruptamente cuando la chica pausó el recorrido frente a una puerta. Se volvió hacia el grupo con una sonrisa socarrona que logró irritar a Grace, quien comenzaba a estar cada vez más molesta por la forma en la que la joven respondía a sus preguntas.
—Ustedes no parecen ser de por aquí, ¿verdad? —dijo, antes de deslizar el metal hacia un costado y seguir caminando adelante—. Vamos, no se queden atrás. Jorge quiere conocerlos.
Uno por uno, atravesaron la puerta y observaron con asombro el interior del establecimiento. El aspecto abandonado estaba disfrazado por la cantidad de personas presentes. Parecía ser lo más parecido a un campamento, debido a la gran cantidad de carpas y hamacas. Las luces que colgaban de todos los rincones del lugar proporcionaban una iluminación amarilla suave, creando un ambiente acogedor en contraste con el exterior desolado.
