"𝐒𝐭𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞 𝐭𝐡𝐢𝐧𝐠𝐬 𝐝𝐢𝐝 𝐡𝐚𝐩𝐩𝐞𝐧 𝐡𝐞𝐫𝐞, 𝐧𝐨 𝐬𝐭𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞𝐫 𝐰𝐨𝐮𝐥𝐝 𝐢𝐭 𝐛𝐞..."
Tras evadir las paredes del Laberinto, Grace creía estar a salvo de las garras de CRUEL. Sin embargo, su refugio en un nuevo comple...
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xxvii. leave the past where it belongs
Grace experimentó la sensación de que un pesado y ominoso bloque de hierro se desplomó sobre su cabeza al escuchar su nombre pronunciado por los labios de la mujer. Tuvo un fugaz intercambio de miradas con Thomas que reveló que él también compartía su misma confusión. Juntos, volvieron la atención hacia la doctora, cuyos ojos la escrudiñaban con intensidad, como si hubiera desenterrado algo sumamente valioso del centro de la tierra, algo que no podía creerse.
—El tiempo sí que pasa rápido —murmuró—. Pensar que la última vez que te vi, sólo eras una pequeña niña, Gracie. Sin duda, allí tienes los particulares ojos de tu madre.
Grace pestañeó un par de veces, volviendo a asimilar aquellas palabras. ¿Acaso estaba oyendo bien? Se escabulló rápidamente en los recovecos de su mente, tratando de encontrar alguna imagen, algún momento, algún algo que pudiese hacerle recordar el rostro de aquella mujer. Pero tal y como se lo esperaba, el estante etiquetado de su cabeza para los recuerdos y las caras estaban vacíos.
—Disculpe, pero... —balbuceó con timidez, tratando de encontrar las palabras adecuadas para no sonar grosera.
Thomas se adelantó, quitándole las palabras de la boca.
—¿Nos conoce?
Un leve cambio de expresión en el rostro de la mujer reveló que algo había hecho clic en su mente, como si unas cuantas piezas finalmente se hubieran ensamblado. Sus labios se curvaron en una tenue sonrisa de entendimiento, y asintió levemente como quien ha llegado a una gigante solución. El silencio se prolongó por un breve instante, dejando que el peso de la revelación se asentara entre todos.
—Interesante —pronunció con una voz medida—. Tiene sentido que te hayan enviado al Laberinto —se movió con propósito hacia el cuerpo inmóvil de Brenda, revisando su pulso y tocando su frente con delicadeza—. Aunque debo admitir qué temía que te mataran por lo que hiciste.
—¿Lo que hice? —indagó Thomas.
—La primera vez que hablamos, dijiste que no soportabas más. Ver a tus amigos morir. Uno por uno. Ver a la chica que querías metida allí también —soltó una pequeña risa de incredulidad—. Nunca me hubiese imaginado que se trataba de Gracie, de verdad —confesó—. La última vez que hablamos, me diste las coordenadas de todos los edificios y laboratorios de CRUEL.
Hubo un vacío en el aire que Grace sentía pesar sobre sus hombros. La mirada confundida de Thomas y sus amigos la penetraba, pero ella ya no tenía respuestas, en realidad, ninguno las tenía.
La voz de Vince cortó el silencio como un cuchillo afilado.
—Él fue nuestra fuente —declaró con impresión.
—No pudimos haberlo hecho sin él —añadió la mujer, deteniendo su pequeño examen y girando su rostro hacia Grace—. En cuanto a ti... —frunció ligeramente los labios—. No entiendo cómo Ward permitió que te enviaran ahí también.
