"𝐒𝐭𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞 𝐭𝐡𝐢𝐧𝐠𝐬 𝐝𝐢𝐝 𝐡𝐚𝐩𝐩𝐞𝐧 𝐡𝐞𝐫𝐞, 𝐧𝐨 𝐬𝐭𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞𝐫 𝐰𝐨𝐮𝐥𝐝 𝐢𝐭 𝐛𝐞..."
Tras evadir las paredes del Laberinto, Grace creía estar a salvo de las garras de CRUEL. Sin embargo, su refugio en un nuevo comple...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
xiii. strange things did happen here, no stranger would it be
La noche de Grace se había llenado de sueños inquietantes. La cara de la niña en la valla metálica se entremezclaba con las imágenes sangrientas de las criaturas arañando el abdomen de Winston, con Lenora retraída e inalcanzable, y con Teresa escuálida y aterrorizada.
El Laberinto, su padre diciéndole que todo estaría bien, las manos de Ben alrededor de su cuello, la voz de Alby diciéndole una y otra vez que no los dejarían irse. Los Penitentes, sus amigos siendo torturados y convertidos en esas cosas.
Se despertó justo antes de poder gritarle a Chuck que se hiciera a un lado, antes de que la bala le atravesara el pecho.
Dejó de sentir el brazo de Thomas alrededor de su estómago. Lo escuchó gritar algo y luego, el sonido de un cuervo graznando.
Tratando de ajustar su visión, la rubia se sentó suavemente y se frotó los ojos, sintiendo un dolor punzante en la cabeza y la impresión de haberse mordido el interior de la mejilla durante la noche.
Comprobó con la lengua y notó el característico sabor metálico de la sangre.
Después de pasar tanto tiempo en completa oscuridad, incluso cuando usaba las manos para protegerse, la repentina luz la abrumó. Un naranja brillante se filtró entre sus dedos y pestañas, y una ola de calor la azotó como un viento caliente.
Con precaución, bajó las manos y entornó los ojos. Enseguida, su vista se llenó de manchas danzantes.
—¿Ya se fueron? —Newt le preguntó a Thomas, observando como este ya se encontraba de pie examinando el área.
—Sí, creo que estamos a salvo ahora —respondió el moreno, echándole una pequeña mirada al británico, el cual asintió con convicción—. Bien, deberíamos seguir.
Grace escuchó los gruñidos somnolientos de Minho a un lado, despertándose y desperezándose en su lugar.
—Shuck, parece como si estuviera dentro del mismo sol—maldijo el asiático entre dientes—. ¿Alguien más se quedó ciego? Siento como si mis ojos fueran merengue carbonizado.
Mientras Minho seguía quejándose, Grace sintió que el cansancio de la carrera de anoche se instalaba de golpe en su cuerpo. Era como si le hubieran echado un vaso lleno de arena por la garganta.
No quería levantarse. De hecho, quería dormir durante tres días, pero sabía que no iban a encontrar El Brazo Derecho si permanecían en su lugar.
—Hay que empacar —gimió suavemente, estirando el cuerpo y tronándose el cuello.
Ya podía notar la diferencia de haber dormido dos días en una cómoda cama a sentir el duro suelo.
—Aris, vamos. Sartén, Winston. Vámonos —instó Thomas a los demás chicos cuando se arrodilló junto a Grace—. Hey, ¿dormiste bien? —preguntó, apartándole un mechón rubio del rostro y colocándoselo detrás de la oreja.