«Entre más intentes escapar de algo más propensa eres a que te atrapé»
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.Rose Kellen.
La vida debería ser como ir a la playa, sentarte en la arena caliente y disfrutar del viento producido por las olas. Debería ser así, calmada, bonita, con mucha naturaleza y menos gente haciendo daño.
Tristemente mi vida no es así.
Mi vida es algo más... ¿Compleja? No lo sé, la verdad ni siquiera conozco demasiado la playa, o sea, sí he ido pero solo unas pocas veces cuando era una pequeña y ya no lo recuerdo bien.
¿Quién soy?
Soy Rose, una chica de 18 años a la que se le olvidó cómo socializar porque ya ha leído demasiados libros con historias hermosas y ahora se le hace más fácil empezar a leer un libro nuevo que hablar con una persona.
Y es que para mí, la mejor compañía es un libro y no pienso discutirlo.
Vivo en la ciudad de Lendoms, siempre ha sido así, paso mis ratos libres leyendo, viendo series y preparando pulceras para venderle a los niños.
De algo hay que hacer dinero.
Tengo una amiga, sé que parece poco pero en realidad es más que suficiente. Vivo con mi mamá y pretendo hacerlo hasta que terminé mis estudios... Y bueno, no tengo historias locas como otros chicos de mi edad, pero si quieren que les cuente sobre los libros que he leído entonces sí tengo historias...
— ¡Roseeee!
Me levanté de la peinadora apenas escuché a mi mamá llamarme. Llevaba puesto unos pantaloncitos rosados de algodón y una camiseta blanca con un escrito en el pecho que decía «Sin mi mal humor perdería el encanto»
— Buenos días, señorita — me saludó alegremente, al verme llegar a la cocina.
La miré y le sonreí, la cocina era grande y estaba toda pintada de azul cielo, mi mamá llevaba su delantal y hacía maniobras con la espátula para evitar que se le quemará su obra de arte.
Lo más lindo de todo era la mesa.
Y no porque fuera una de vidrio con forma de círculo, no, lo lindo era que mi mamá había preparado panqueques.
Dato sobre mí: Amo los panqueques.
Y seamos realistas, todos amamos los panqueques.
— Buen día — la saludé, mirando la mesa —. Has amanecido muy hermosa hoy...
Intenté robarme -tomar sutilmente- uno pero mi mamá me dió con la espátula, que además estaba caliente, en las manos al momento que hacía «Eh, eh, quieta señorita» en manera de advertencia.
— Primero hagamos un trato, si aceptas te los daré todos.
La miré con desconfianza mientras sobaba mi mano. ¿Un trato?
— ¿Me darás todos los panqueques? — pregunté a la defensiva. Luego sonreí y puse ambas manos sobre la mesa, sin quitarle la mirada de encima —. Dime cuál es tu precio.
Mi mamá emitió una risa sabiendo que estaba ganando.
— Éste fin de semana irás a un retiro juvenil y descansaras de los libros.
Oficialmente se me quitó el hambre.
Ya mamá me había hablado sobre ese retiro, sería por tres días, a las afueras de la ciudad en un pueblito que tiene playas y cosas lindas, pero al final de todo nos mantendrían encerrados en un bosque artificial.
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Pequeños, inmensos tres días
Novela JuvenilTener una vida normal no es precisamente malo, pero ¿Qué se hace cuando toda tu «vida normal» se descontrola por una simple sonrisa? Él es un chico que está acostumbrado a lo común, salidas con amigos, liarse con chicas para divertirse, escuchar su...