«Al menos en mis sueños sigue conmigo»
.
.
.Clark Reed.
Era imposible que yo perdiera.
Y aún así casi lo hago por salvar a la enana esa.
Llevaba mi arma sujetada con ambas manos mientras corría por el bosque.
Gracias a que me descuidé por salvarla, detrás de mí venían al menos veinte personas, eso sin contar a las que venían a los lados.
Sin duda este juego sería más complicado que los anteriores. Y más si parecía que el cincuenta porciento del retiro había venido solo por mí.
Aún así no paré de correr, esquivando ramas y saltando cada trampa del bosque.
Una parte de mí quería frenarse y acabar con eso pero viendo que eran tantos... Bueno, no era una buena idea.
Un hombre inteligente vale por dos.
De igual forma tendría que eliminarlos si quiera poder dejar de correr algún día.
Y para eso tenía un plan.
—¡NO LO DEJEN ESCAPAR! — gritó alguien del grupo que me perseguía.
Sonreí.
Los que van a querer escapar serán ellos.
Como ya saben, el día anterior habíamos hecho una carrera en ese mismo bosque.
Desde que comenzó el juego noté que aún no habían quitado las trampas.
Y ese sería mi contraataque.
Los haría caer en una trampa. En la mejor que hizo Ángela.
Por suerte el día anterior nadie cayó en esa, pero yo igual me dí cuenta que estaba allí.
Y cada vez faltaba menos para llegar.
Admito que tenía mis dudas sobre si funcionaría, primero porque eran demasiados y que todos cayeran sería complicado y segundo porque faltaba al menos un minuto más para llegar y ellos no dejaban de dispararme.
En cualquier momento podía quedar eliminado sin siquiera darme tiempo para defenderme.
Tenía que apresurarme.
Miré hacia atrás y sentí como la adrenalina corría por mis venas.
A unos cien metros de mí venía un grupo de muchos chicos y chicas. Hasta parecía que se le habían unido otros más.
Y de repente un tiro pasó frente a mí nariz haciendo que me frenará de golpe.
Mierda.
Miré hacia donde había venido el tiró y la ví.
—Ya perdiste — dijo Ambar, y volvió a disparar.
Para esquivarla me tiré al suelo pero antes de levantarme otro disparo cayó cerca de mi pierna.
Miré hacia el frente.
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Pequeños, inmensos tres días
Roman pour AdolescentsTener una vida normal no es precisamente malo, pero ¿Qué se hace cuando toda tu «vida normal» se descontrola por una simple sonrisa? Él es un chico que está acostumbrado a lo común, salidas con amigos, liarse con chicas para divertirse, escuchar su...