(Esta historia es una adaptación, todos los créditos a Lily Perozo)
[***]
Al taxi que tomó en su tienda le llevó menos de veinte minutos llegar a la Torre Son. Se detuvieron en la acerca, ella le pagó al taxista y bajó rápidamente, caminó deprisa atravesando la bahía frente al edificio y entró en el vestíbulo. En el momento justo en que cruzó las enormes puertas giratorias la llamó a su móvil.
-He llegado.- Le dijo sin más ceremonias, tal como ella lo hacía tan a menudo.
-Te espero.- Fue lo único que Chaeyoung dijo antes de cortar la llamada.
Mina rio y aceleró su paso hacia la recepción. Aún le quedaban al menos tres o cuatro metros antes de llegar al recibidor, pero la mirada de hostilidad visceral que la recepcionista le dedicó, le hizo sentir que el lugar se reducía caóticamente a su alrededor.
La mujer volvió a darle un escaneo descarado, tal como lo había hecho la primera vez que había entrado en la torre, pero esta vez no debería tener ninguna razón, no llevaba shorts ni escotes. Estaba completamente vestida más que adecuadamente. Se había puesto un pantalón recto color rosa, una blusa negra ajustada que marcaba sugerentemente sus senos sin mostrar nada de piel en realidad, y un blazer de tela opaca color champaña. Llevaba zapatos negros de plataforma de dieciséis centímetros y un clásico bolso Ralph Lauren de cuero negro. Se había recogido la mitad del cabello en un discreto y elegante tupé, y había hecho una verdadera obra de arte con su maquillaje, resaltando entre tonos terracota el violeta de sus ojos.
No, la molesta rubia en la recepción no tenía nada que recriminarle a su apariencia, así que definitivamente debía tratarse simplemente de vulgar envidia, y desde luego, Myoui Mina no se iba a permitir ser amilanada por tal cosa. Echando sus hombros hacia atrás, levantó el mentón y estiró elegantemente sus zancadas, luciendo por completo cuan largas eran sus estilizadas piernas. Con gesto altivo arribó al recibidor.
-Buenos días.- Saludó a la mujer con la misma cortesía con la que un aristócrata pide que le sea servido el té.-¿Puede anunciarme con la señora Son Chaeyoung, por favor?-
-¿Tiene cita con ella?- Inquirió la irritante mujer apagando sus parpados con prepotencia.
-Si.- Sonrió con suficiencia.-Soy Mina.-
-Necesito su apellido.- Repuso la rubia entre dientes.
-Myoui.- Contestó elevando ambas cejas.
La recepcionista apagó odiosamente sus parpados de nuevo, y se concentró en la pantalla de su computador empotrado en el mármol de la recepción, descendió despacio por una lista de dos páginas, y conforme avanzaba, una antipática sonrisa se formó en su cara.
-Lo siento.- Fingió pesar mientras fruncía los labios.-Su nombre no está en la agenda.
-¡Mina!- La voz de Chaeyoung resonó entre las paredes de mármol, mientras se acercaba a ella con paso rápido y firme.
Giró y se quedó completamente poseída por la visión de Chaeyoung aproximándose. Vestía un traje color grafito exquisitamente cortado, que estaba prendido a su cuerpo de una manera que la perfección no alcanzaba a explicar. No obstante, sus pupilas sólo se dilataron hambrientas en el impactante contraste de aquel botón desabotonado de su blusa escarlata como la sangre.
Era una elección arriesgada, ella como diseñadora lo tenía muy claro, colores solidos tan llamativos no eran fáciles de llevar, pero hasta ahora no había descubierto una sola cosa que la señora fiscal no hiciera bien. El color vibrante jugaba con su piel, tan impetuosa que la había dejado sin palabras.
ESTÁS LEYENDO
Dulces mentiras, amargas verdades. [Michaeng]
Roman pour AdolescentsLa directora de una prestigiosa firma de abogados y exitosa fiscal del distrito de Seúl; Son Chaeyoung, vive sin restricciones, experimentada, aventurera, apasionada e intensa. No le gustan los compromisos y se verá envuelta en una explosión de sent...