(Ésta historia es una adaptación, todos los créditos a Lily Perozo)

[***]

Chaeyoung tomó la avenida principal y se dirigió al Este mientras sentía la sangre correr violentamente en sus venas, por más que respiraba profundamente para tratar de canalizar la ira, no podía, se le hacía imposible y se repetía mentalmente que debía ser profesional, actuar con inteligencia, la luz verde en el tablero de al lado titilaba indicándole una llamada entrante y quién era no desistía porque ya llevaba varios minutos, por lo que presionó el botón para atenderla.

-Señora, debería bajar la velocidad, si no terminaran multándola.- Al escuchar la voz, miró por el retrovisor y vio a las camionetas seguirlas, sin dar alguna respuesta finalizó la llamada y se orilló bruscamente; el Lamborghini apenas se detenía cuando la puerta de al lado del chófer empezó a elevarse.

Chaeyoung bajó del auto y se encaminó hacia donde se habían estacionado las camionetas, llegó hasta una de ellas y observó a los dos hombre dentro de ésta.

-¿Desde cuándo son mis niñeras?- Preguntó cuando uno de ellos descendió.-Le he dejado en claro a Reinhard que no los necesito, así que se largan.- Le dijo soltando esa rabia que la torturaba.

-Señora, no es su decisión, no aceptamos sus órdenes; trabajamos para señor Son, no para usted y las órdenes precisas del señor, son custiodarla a usted y a la joven Momo.-

-Pues dígale a mi tío que no quiero, si llegase a necesitar, yo misma contrato mis guardaespaldas, ¿está claro?- Preguntó sin que ella mermara la molestia que no podía controlar, se había estado preparando durante casi toda su vida, para no sentir cómo el volcán estallaba dentro de ella cuando se diera el anhelado encuentro, pero no puedo controlarlo y ahora la lava corría por sus venas.

-No podemos hacer eso jovencita, deberá usted misma hablar con su tío y que después él nos lo comunique, mientras tanto seguiremos llevando a cabo nuestro trabajo.-

-¡Bien! Se largan ahora mismo o mañana establo una demanda por persecución.- Los amenazó.

-No la perseguimos, solo la protegemos.- Aclaró el hombre que ya estaba preparado para eso, porque Reinhard los había puesto sobre aviso.-Es nuestro deber y eso está claro, no hay demanda que nos afecte, al menos que quiera demandar a su tío.-

-No quiero que me jodan la vida. Andaré en los lugares que quiera, saldré con quién quiera, no acepto sugerencias, ni consejos ni nada que les parezca; soy una mujer de veintiséis años, dueña de mis actos y decisiones, su deber es solo intervenir si yo se los pido, si no se mantienen al margen. Estaba esperando que ese hombre me tocara para sacarle a pasear la madre y llegan ustedes en plan de James Bond, no quiero que se metan en mi vida, si van a hacer su trabajo que sea a metros de distancia, no quiero estar viéndolos.- Advirtió y caminó al Lamborghini sintiéndose molesta y derrotada porque sabía que no podía ir en contra y ya esta era la quinta vez que le descubría los guardaespaldas que le asignaba.

[***]

Mina después de que esa mujer se fuese y ella una vez más retomara el control de sus emociones, fue consciente del dolor de su mano, sin poder retener el jadeo ante el dolor en esta, Hyun-bin al percatarse se ofreció a llevarla a una clínica para que la revisaran.

Pensó en negarse, pero si lo hacía temía alejar al hombre que le promocionaría la boutique, en cambio si se mostraba débil y desvalida, ganaría puntos a su favor por lo que se lo permitió, era evidente que había logrado un gran efecto en él, debería sentirse afortunada porque Kim Hyun-bin de cincuenta años era un hombre realmente atractivo, con mujeres a montón, sabía que la vida que llevaba su esposa no debía ser fácil al compartirlo de tal manera, pero seguramente ya estaría resignada, llevaban veinte años juntos, se formalizaron muy jóvenes, pero habían sabido sobrellevar la relación.

Dulces mentiras, amargas verdades. [Michaeng]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora