Prólogo

520 32 0
                                    

Se ha dicho mucho de la muerte, la gente asegura que quien viaja al mundo de los muertos permanecerán felices sin un límite estipulado, la preocupación y la tristeza llegan a su fin una vez que la luz de los ojos se apagan...

Pero...

¿Qué pasa con las personas que se quedan en el mundo de los vivos?

¿Qué sucede con esa otra parte de ti cuando tú los abandonas?

¿Será feliz?

No, no es así. Quien se queda siempre te guardará luto, seguirá llorando a más no poder al estar solo y verá ante sus ojos como su mundo caerá en miles de pedazos, sentirá en vida lo que es la tortura y sufrimiento.

El caso de Robert Decksheimer es una de las más escuchadas en la ciudad desde el día que se comprometió con el amor de su vida y de la misma que un día observó el último aliento. Desde aquel espantoso día supo que su vida ya no sería la misma y vaya que nunca más lo fue porque un amor tan fuerte como la que Britney (su esposa) le tuvo nunca muere sino más bien resguarda en un lugar donde es atesorado y ese sitio es el corazón.

La desesperación nos lleva a caminos desconocidos y muy apresurados, la mente es un herramienta la cual actuó a favor o en contra de Britney, todos sus sentimientos se recopilaron en una sola dirección causándole una terrible desesperacion que la fustró y conllevó a buscar en la ciudad a una chica que pudiera suplir su lugar en cuando su corazón se detenga y el cielo de sus ojos se apague; todo sin que su marido se entere: su decisión cambiará la vida a más de uno y sin temor a equivocarme es Wendy la protagonista de nuestra historia quien deberá soportar el precio de haber aceptado transferrir su alegría y felicidad a un hombre que solamente conoce la tristeza.

Adiós tristeza y hola felicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora