Capítulo 13

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Wendy no sabía que se estaban dirigiendo a la escuela por eso se sorprendió al llegar y también al pensar que alguien los podía ver.

Robert se ríe al verla de esa manera.

—Está bien. Tú sube a la camioneta, yo iré a hablar con el director, tengo muchísimas cosas que aclarar con él y tú lo sabes.

—Gracias —se sube rápidamente a la camioneta antes de que alguien la viera.

El hombre miraba como ella subía rápidamente a su camioneta, le causó una sonrisa. En el momento de caminar por el pasillo de la escuela se encontró con alguno de los maestros quienes lo saludaron amablemente. Devolvió el saludo de igual manera.

Entró a la dirección donde se encontraba el director que al parecer lo estaba esperando igual que la maestra de Wendy quien tenía la cabeza agachada, sólo el director se acercó a saludarlo.

—Bienvenido, señor Decksheimer —el director le extiende la mano pero él no quiso estrecharla.

—¿Cómo es posible? —preguntó con seriedad.

—¿De que habla? —se ríe con nerviosismo— aquí no ha pasado nada.

—¿No es su trabajo mantener el orden? —sus ojos se clavan en los de la maestra—, y la de usted es enseñar, no maltratar o insultar a sus alumnos, ¿me equivoco?

—No señor, no se equivoca en nada. ¿Se refiere a Wendy?

—Exacto. Me ha dicho que casi a diario recibe insultos, maltratos e incluso la maestra aquí presente ha bajado sus calificaciones a propósito.

—Creo que hay un malentendido —habló la maestra— porque yo en verdad me preocupo por mis alumnos, no los maltrato, es más yo siempre he alentando a Wendy para que siga adelante.

—¿Para eso la abofetea? No voy a discutirlo con usted al fin de cuentas es sólo una maestra y yo decido su castigo —la miró sin parpadear y con su rostro bastante serio—. Le pedí que viniera solamente para avisarle que usted ya no será la maestra de Wendy. Ahora salga de aquí.

—Le juro que nada es lo que parece. Ella me dijo que era la señora Decksheimer y que me iba a acusar con usted porque no quise subirle las calificaciones, no la obedecí por eso inventó todo lo que le dijo —aseguró la maestra muy molesta.

—Debió quedarse en silencio, no permitiré que le diga mentirosa... le dije que saliera de aquí —repitió.

La maestra seguía diciendo que todo era mentira hasta que el director la llevó hasta la puerta para que saliera. Volvió adentro para seguir hablando con Robert, los dos se sentaron para discutir el asunto.

—No es sólo por Wendy. No quiero que nadie más pase por lo mismo, nadie en esta escuela puede ser tratado de esa manera.

—Entiendo, créeme que yo mismo me encargaré de que la maestra no vuelva a hacer ningún daño —aseguró el director.

—Y usted, no vuelva a llamar a Wendy —le pidió.

—¿Qué? —levantó las cejas sorprendido.

Wendy estaba en la camioneta un poco impaciente por no saber que estaba sucediendo así que decidió bajarse de ese mismo. El señor Jaime estaba a justo en la puerta de la escuela esperando a Robert, y la chica le hizo señas con las manos diciendo que iba a la tienda por un momento, el chófer asiente con la cabeza.

Corrió hasta la tienda que queda hasta una calle antes, lo único que quería era comprar agua para beber.

Cuando iba corriendo se dirigió hasta un callejón bastante sucio con botes de basura tiradas, la pared llena de grafitis y el olor a podrido era fuerte así que avanzó rápido porque tan sólo dos cuadras después era dónde quedaba la tienda.

Adiós tristeza y hola felicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora