Capítulo 2

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Un año atrás.

Britney cumplió veinticuatro años, la gran fiesta se celebró junto a la familia sin ninguna preocupación de ningún tipo solamente se divirtieron como nunca antes; era su primer cumple año junto a Robert que sin duda fueron los más alegres de la fiesta ya que no sólo era un cumple año más, sino un año juntos como marido y mujer, la razón por la que él quiso hacerle la mejor fiesta del mundo para que ella jamás pudiera olvidarla.

Lo que más le gustó a su esposa de esa fiesta fue el regalo que su hombre le obsequió; un cachorrito pequeño de tres meses que le haría compañía cuando aquel no esté. Él fue a un restaurante con uno de sus socios y al salir afuera vio encima de su coche una caja con un perrito adentro (el mismo que le regaló a Britney). En la caja había una nota que decía:

Nuestra Doy acaba de tener a Díez cachorritos y no tenemos suficiente comida para ellos, le pedimos que lo cuide mucho”.

Robert miró por todos lados buscando a la persona que lo había dejado pero lo único que vio fue a una chica caminar que al momento no pudo verle el rostro.

—¡Hey! ¿Es tuyo? —le gritó a la chica que estaba caminando pero ella no se detuvo.

Entonces pensó que tal vez ella no era la dueña de ese cachorrito.

No podía cuidarlo pero Britney si podía. Por eso decidió dárselo como regalo de cumpleaños y le pidió que lo llevara a una veterinaria para que la revisen pero Britney se encariño mucho que no quiso despegarse de él en ningún instante.

Britney siempre andaba a todos lados con su pequeño cachorro a quien nombró “Darling” la mejor compañía que pudo tener pero un día de la nada el pequeño murió justo a los cuatro meses después y nadie sabía cuál era la causa.

Al perder a su cachorro fue el único momento en el que pudo sentir una gran tristeza y pensó que nada más podía hacerla sentir peor que aquel momento pero pensar eso fue un gran error.

Actualidad.

Cuando escuchó al doctor decir que tenía una enfermedad, no podía creerlo y confirmó que en la vida había cosas peores que te hacen sentir la peor tristeza de tu vida. Estaba segura que no podrá seguir siendo la misma de antes por un largo tiempo.

Sin poder controlarse sus lágrimas empezaron a salir.

—¿Cómo que me voy a morir? —preguntó, llorando.

—No tengo intenciones de asustarla pero son muy pocas las personas las que han sobrevivido a esa enfermedad. No tengo palabras para decirle esto, le explicaré a detalles a su marido.

—¡No! —intervino. Parpadeó varias veces, negando con la cabeza— explíqueme, ¿cómo fue que yo tengo esa enfermedad?

—La enfermedad no es común. Sólo dos personas han padecido de ella, es algo muy extraño. Seguramente tuviste alguna mascota quien te contagió la enfermedad y es un poco peligrosa.

—¿Es contagiosa?

—Así es. Siempre y cuando no haya contacto con otra persona, no sucederá nada. Usted no podrá estar tan cerca de su marido o podrá contagiarlo, los abrazos pueden suceder pero no deberá durar ni cinco segundos y los besos son un riesgo; eso puede contagiar a su marido.

—¿Cómo? Entonces... ¿qué sucederá conmigo?

—Si logra sobrevivir los síntomas entonces puede llegar a... dos meses.

Britney no podía contener las lágrimas y lo que más le preocupaba era la reacción de su marido, ella en verdad no sabía que era lo que iba hacer.

—¿Está diciendo que estoy desahuciada?

Adiós tristeza y hola felicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora