Capítulo 4

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Cuando Wendy se enteró de la terrible noticia sobre Britney se sintió muy triste aunque no llegó a conocerla bien se convirtió como una amiga para ella así que no pudo evitar sentir un poco de tristeza. Al recordar que el día de ayer Britney fue a su casa.

Estaban en la cocina sentadas junto a una mesa.

—Perdón por la bofetada que te di ese día —Britney hizo media sonrisa.

—No te preocupes, te entiendo. ¿Por eso no has venido a verme?

—No. Quise que estoy días fueran inolvidables, serán los únicos recuerdos que pienso llevarme.

—¿Qué estás diciendo? —Wendy queda un poco asustada porque sabía lo que Britney estaba por decir.

—Fui al doctor… no estoy mejorando, me dijo que estoy empeorando cada día. Me veo normal pero mi corazón ya no puede más, pronto se dará por vencido.

Wendy casi llora pero se esforzó mucho para no hacerlo. Agachó la cabeza.

—En realidad, no sé cómo sentirme al respecto —la rubia sonrió—. Vine a verte para pedirte que cuando te enteres que yo ya me di por vencida… no quiero que llores —ordenó.

—Pero…

—Todos van a llorar… tú tienes que ser diferente. Si lloras terminarás por hacer sentir peor a Robert. Debes sonreír lo más que puedas para que él también pueda hacerlo.

Wendy se levantó para darle un abrazo a Britney. Un abrazo tan fuerte, el más fuerte que existe, sin saber que sería la última.

La chica no sabía que a la mañana iba a despertar y enterarse tan pronto de la noticia.

Quería ir a la mansión pero supuso que había personas en la casa y nadie debía verla. Tuvo paciencia y esperó en la noche, fue cuando decidió ir.

Subió a un taxi hasta llegar a la mansión (el señor Connor fue quien la llevó). La puerta estaba abierta. Wendy aprovechó para correr hacia la puerta antes de que los de seguridad la cerraran.

—Sé que no es el momento pero necesito entr…

—Puede entrar —la interrumpió el de seguridad, ahora no le hizo preguntas como la primera vez.

—Gracias —a Wendy se le hizo extraño.

Aun así entró adentro dónde ya había estado varias veces. La señora Rosy le dijo que Robert estaba en la recámara principal.

Cuando abrió la puerta entró y cerró de nuevo parándose detrás de Robert que estaba mirando la luna.

—Lo siento mucho, en verdad —vocalizó.

Robert se dio la vuelta para mirarla.

La última persona que se le había ocurrido que iría a verlo era ella. No entendía que era lo que hacía ahí, si sólo es una desconocida que no era cercana a ningún familiar.

Cuando le dijo que ahora estará ahí para él lo dejó más que confundido, no se le ocurría nada de por qué ella estaba en su casa justo cuando su esposa ya no estaba.

Se alejó de la chica después de que ésta le diera un abrazo y decirle que ahora estará para apoyarlo.

—¿Qué haces aquí? —le preguntó— ¿Viniste a burlarte? Piensas que por mi culpa te despidieron y por eso vienes a burlarte?

—Estoy aquí para decirte que cuentas conmigo —el tono de su voz era suave.

—¿Por qué? No conocías a Britney, no entiendo que haces aquí. Eres una desconocida —se aleja aún más. Estaba por molestarse.

Adiós tristeza y hola felicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora