Capítulo 15

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Cuando tocó la puerta de la habitación de su amiga, la del pelo corto abrió casi al instante, estaba usando sólo una camisa larga, la pelinegra le sonrió amablemente.

La chica iba a hablar pero su amiga la tomó de la mano para que entrara rápido. Estaba emocionada.

—¿Dormirás conmigo? —la chica con la camisa puesta se entusiasmó mientras su novio estaba en la cama a punto de dormir con la sábana hasta en la cabeza— ¡Que feliz estoy!

—Lo siento, ¿Cristián ya está dormido? —miró la cama donde estaba aquel.

—Para nada, él no lo está —mintió.

Alice se acercó a su novio quitándole la sábana haciendo que se despertara.

—¿Qué haces? —Cristián queda confundido— estaba a punto de dormir.

—Dormirás con Robert porque aquí, no —señala la puerta para que él saliera.

—¿Qué? —miró a la pelinegra entonces entendió la situación.

—Lo siento, no quería molestarlos —dijo Wendy.

—No es molestia —Cristián se levanta con mucho esfuerzo—. Está bien, buenas noches —caminó hacia la puerta.

Cuando cerró la puerta Alice apagó la televisión que estaba viendo.

—Siéntate —le pidió a su amiga.

—En verdad no quise molestarlos pero no quería estar con Robert —se sienta junto a Alice.

—Tranquila. Estarás muy bien conmigo, y por Cristián no tienes que preocuparte —se ríe— siempre lo despierto de la nada, está acostumbrado.

—Me gustaría tener un amor como el de ustedes.

—Lleno de infidelidad —niega con la cabeza—, estás mucho mejor así, sé lo que te digo. Robert de seguro ya te ama y los veré ir al altar pronto —eso pareció emocionarla.

—No creo, eso no sucederá nunca. Cuando te des cuenta de que ya no estoy con él, mejor no preguntes por mí.

—Ya basta —dijo con tono de cansancio— me estás poniendo mal con esto. Tú te quedarás conmigo, ¿está bien?

Wendy sólo sonrió al no ser capaz de contarle toda la verdad a su amiga, no iba a decirle que está con Robert por un contrato.

—¿Quieres ver algo o hay que dormir?

—Tengo sueño, ¿tú no? —Wendy se ríe.

—Si tú tienes sueño, yo también.

Las dos se acostaron cómodamente en la cama tapándose con la sábana, Alice se acerca a Wendy para darle un abrazo.

—Las mujeres logramos acomodarnos, ¿los hombres estarán bien? —preguntó la chica que usaba la camisa.

—Los hombres se logran acomodar más rápido que nosotras —afirmó la pelinegra.

—¿Verdad que sí? Que envidia —torció el gesto.

Las mujeres siempre logran mantener la tranquilidad a comparación de los hombres que a veces no se acomodan muy bien.

—¡Cristián! —aclamó Robert mientras forcejeaba con Cristián por la sábana.

—¡Yo también tengo frío! —gruñó su amigo de igual manera tratando de no soltar la sábana.

—¡Es mi habitación! —se levanta de la cama dejándole la sábana— ¡Después de insultarme vienes a quitarme la sábana!

—¡Pero yo soy tu amigo! ¡La sábana está muy grande!

Adiós tristeza y hola felicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora