Adiós Seattle

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Estaba enojada con todo el mundo, en especial con mis padres, tuvimos que mudarnos al otro lado del país solo porque papá consiguió un mejor trabajo. Tuve que dejar a mis amigos en Seattle solo porque ganaría más dinero, el cual no necesitamos.

No solo eso, tuvieron la fantástica idea de hacer el viaje a Indiana por carretera, fueron 3 días de viaje para poder llegar. Casi todo el camino lo pase en silencio y con los audífonos puestos, ignorando todo lo posible a mis padres.

Llegamos casi a las 7 de la noche a Hawkins, la casa de 2 pisos era hermosa, bajamos cajas del auto e íbamos dejando todo en la sala para poder acomodar después.

—Basta Dulce— dijo mi papá quitándome los audífonos de diadema cuando pase a su lado. —Sé que estas enojada pero esto es lo mejor para la familia, tienes que dejar el berrinche aún lado, no puedes seguir ignorándonos.

Tomé los audífonos y me los volví a poner, salí para ir por otra caja al camión. Mi mamá se acercó quitándome los audífonos de nuevo.

—Dulce, amor, sé que es difícil y lamentamos mucho que tuvieras que dejar todo lo que has conocido desde que naciste y a tus amigos pero esto es importante, es un dinero extra que podemos usar para cuando vayas a la universidad.

—¿Y si no quiero ir a la universidad?

—Lo usas para viajar— antes que pudiera decir cualquier cosa, continuo. —Y si no quieres viajar te puedes comprar todas las gomitas de tiburón y de panditas que existen en el estado.

Papá se acercó a nosotras, la verdad es que seguía molesta pero entendía porque habían hecho esto y no puedo estar enojada con ellos toda la vida.

—Quiero escoger habitación primero y cenar pizza.

—Claro que si mi niña— papá se acercó y acaricio mi mejilla.

Los tres nos dimos un abrazo y seguimos bajando cosas del camión. Cuando ya todas las cajas estaban abajo, papá fue por la pizza y yo fui a inspeccionar las habitaciones en lo que mamá acomodaba las cosas en la cocina.

De las 3 habitaciones que hay en la planta de arriba escogí la que está cerca de las escaleras y que tiene vista a la carretera. Pienso que será más fácil escapar cuando me castiguen por cualquier cosa.

Después de una semana de sacar cajas que parecían interminables por fin terminamos la mudanza. Papá había ido al trabajo, lo habían nombrado gerente de la fábrica de General Motors, y mamá estaba haciendo la comida mientras yo estaba acostada en el sofá viendo Netflix cuando tocaron a la puerta.

—Yo voy— grite mientras pausaba la película y me levantaba para ir a abrir. —Hola.

—Hola— saludo un chico con cabello rizado y gorra. —Disculpa, ¿has visto este gato por aquí?— pregunto mostrándome una foto en su celular.

—No estoy segura pero creo que es ese ¿no?— señale al gato que salía de debajo del auto de mamá.

—Mews, pequeño hijo de puta regresa aquí— el chico salió corriendo detrás de él.

Fue una interacción un poco extraña pero me dio mucha risa.

—¿Quién era cariño?— pregunto mi mamá saliendo de la cocina.

—Era un niño que buscaba un gato.

—¡Oh! Espero que lo encuentre pronto.

—Ya lo encontró, ahora falta que lo atrape— solté una risita y regrese a sentarme al sofá para continuar mi película dejando a mi mamá confundida.

Después de unos días mientras nos preparábamos para cenar tocaron la puerta. Mamá abrió mientras papá y yo poníamos la mesa, mamá entro al comedor con 2 personas.

Justo sobre el pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora