La carta

38 7 0
                                    

Los siguientes meses fueron un sueño, Eddie me apoyó mucho cuando empecé las solicitudes para la universidad. Hablamos del futuro, sabíamos los planes que tenía el otro pero nunca hablamos de que sería de nosotros como pareja, creo que es algo que está implícito y nos aterraba enfrentar.

El día que recibí esa carta sabía que no podía posponerlo por mucho tiempo.

Pasaron 2 semanas en las que estuve en negación acerca de lo que iba a pasar. Aún no le había dicho a Eddie que me habían aceptado en Harvard. Tenía tanto miedo de lo que iba a pasar con nosotros que llamé a la única persona que podría ayudarme.

—Hola amor...

—Ari tengo un gran problema, te necesito.

—¿Qué pasó Dulce?

—Me aceptaron en Harvard.

—¿Qué?— gritó con una sonrisa. —Es increíble Dulce, lo lograste. ¿Por qué no te ves feliz por eso?

—Aún no le he dicho a Eddie.

—¡Oh! Es por él.

—No sé qué va a pasar con nosotros y tengo mucho miedo.

—Cariño mío, lo poco que lo conozco creo que estará feliz por ti. Sé que sientes miedo pero hay muchas personas que tienen una relación a distancia exitosa.

—Sí pero son pocos, la mayoría rompe antes de irse a la universidad y los que no, casi siempre no duran ni el primer semestre.

—No pienses en eso. Ustedes son especiales, de eso te puedes dar cuenta solo de verlos juntos un momento.

—Tengo tanto miedo Ari, no quiero perderlo— no pude evitar ponerme a llorar.

Eddie se había convertido en una parte esencial de mi vida, el solo hecho de pensar que no esté más en ella me hace querer morir.

—Tienes que confiar más en él, darle la oportunidad. Estoy segura de que hará lo correcto para los dos y si eso es no estar juntos— dio un suspiro. —Es difícil pero no por eso tu vida va acabar.

—No lo entiendes, Eddie se convirtió en alguien muy importante en mi vida, yo lo amo tanto.

—Si te entiendo cariño pero si tu destino es estar con él lo harán, harán que funcione— no podía dejar de llorar. —Cariño no sabes cuanto desearía poder estar a tu lado para poder abrazarte.

Tocaron mi puerta y antes de que pudiera contestar entró Eddie congelándose en el marco de la puerta cuando vio el estado en el que me encontraba.

—Dulce ¿qué pasó?— dijo con el rostro fruncido por la preocupación. —Hola Ari— dijo cuando vio el celular.

—Hola Eddie— contestó con pena a través del teléfono.

—Amm, las dejo para que terminen, voy a estar abajo con tu mamá— asentí un poco.

Cuando Eddie cerró la puerta más lágrimas comenzaron a derramarse.

—Dulce, tienes que decirle. No puedes seguir ocultando esto y de ninguna manera puedes rechazar Harvard.

—¿Y si no soy capaz? ¿Qué pasa si no puedo con Harvard?

—Claro que puedes, eres increíble, puedes hacer cualquier cosa y aunque no, nunca lo sabrás si no lo intentas.

Tome respiraciones lentas intentando calmarme lo suficiente.

—Tienes razón, tengo que hablar con él.

—Tú puedes cariño, aquí estoy cualquier cosa. Ya sabes me mandas el emoji de la carita llorosa y dejaré todo lo que esté haciendo para tomar un vuelo a Indiana.

—Te amo Ari.

—Yo también te amo Dulce.

Después de colgar tome un momento para limpiarme la cara y tranquilizarme pensando en cómo iba a decirle todo.

Cuando bajé las escaleras Eddie iba saliendo por la puerta, corrí un poco para alcanzarlo afuera.

—Eddie espera, ¿a dónde vas?

—¿Realmente te importa?— dijo en tono serio.

—Espera— lo tome del brazo. —¿Qué está pasando?

—¿Por qué no me dijiste que entraste a Harvard?

Me quedé congelada, no sabía que estaba pasando.

—Yo no... no sabía... cómo decirte...

—¿Cuándo recibiste la carta?

—Eddie— susurre.

—¿Cuándo?— preguntó tajante.

—Hace 2 semanas— Eddie rio falsamente. —¿Cómo supiste?

—Tu madre me acaba de decir que seguramente estabas contándole la noticia a Ariana. ¿Eso hacías? ¿O estabas preguntándole la forma correcta de romper conmigo? preparándote para tu futuro sin un lastre como yo.

—Claro que no, Eddie yo te amo, yo no sabía cómo decirte.

—Claro y ahora debo creerte.

—Es la verdad— me dio la espalda y comenzó a caminar hacia la van. —Eddie espera, hay que hablar de esto.

—Claro, ahora quieres hablar pero yo no. Adiós Dulce, suerte en Boston.

—Eddie no, por favor, escúchame— intenté detenerlo pero fue inútil.

Me quedé ahí parada a la mitad de la calle viendo como la van se iba. Corrí de vuelta a casa, directo a mi cuarto. No sabía que había pasado pero estaba segura de lo que significaba, era el final.

—¿Dulce?— mamá llamó a la puerta.

—Mamá— abrí la puerta y me lancé a sus brazos llorando desconsoladamente.

—¿Qué pasó mi niña?— me abrazó con fuerza.

—Eddie me dejo, él me dejo.

—¿Por qué?— intenté explicarle pero mi cuerpo se sacudía por los sollozos mismos que no me dejaban hablar. —Shhh shhh shhh mi niña, aquí está mamá, mi pequeña— con una mano apretando fuerte mis hombros y con la otra frotando círculos lentos en mi espalda mientras dejaba ocasionales besos en mi cabeza.

Después de que me calmara lo suficiente pude contarle a mi mamá todo el malentendido.

—Tranquila mi niña, tienes que dejar que se calme, verás que pueden arreglar todo.

—No estoy segura de eso mamá, creo que fue un pretexto para poder terminar conmigo.

—Claro que no mi amor, Eddie te ama se nota por la forma en que te ve.

Recordar su mirada fría cuando me reclamó por no decirle de Harvard me hizo creer lo contrario, me sentía destrozada, solo quería que este día terminara así que me fui a dormir y con suerte a la mañana siguiente cuando despierte descubra que todo esto fue una horrible pesadilla.  

  

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Justo sobre el pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora