Capítulo 13

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El sol en lo alto iluminaba el pueblo que aún se encontraba sumido en la calma matutina. El eco de un traqueteo metálico resonaba entre las desoladas calles. Su aura desprendía elegancia y su andar despreocupado dejaba sin aliento a aquellos valientes vecinos asomados por las ventanas de sus hogares y locales; quedando paralizados al observar aquella imponente figura. Una sonrisa a medio lado se dibujaba en su rostro, un rostro cubierto por unas grandes gafas de sol negras, un rostro calmado y sumamente temible. La gabardina de cuero negro acompañaba su movimiento, ondulándose suavemente a cada paso, mientras el viento golpeaba su cabello bicolor perfectamente peinado hacia atrás. Aquel hombre caminaba entre las calles adueñándose con cada paso de ellas. Esa mañana, el líder del clan Kim, llegaba solo, sin previo aviso y sin alguna invitación. Sin importarle los peligros de su visita, se paseaba entre las viviendas dejando un halo de oscuridad a su paso, perturbando el ambiente del vecindario. Parecía incluso que la misma naturaleza se había doblegado ante su presencia. Kim Hongjoong estaba allí.

Por otro lado, en la residencia del Clan Choi, un malhumorado Seonghwa se encontraba entre un sin fin de documentación que revisar y miles de mensajes de texto por parte de sus hermanos. Un día como cualquier otro. Su cabeza ardía como el infierno y su molestia iba aumentando con cada minuto que transcurría. Odiaba tener que ocuparse de los asuntos burocráticos, de los asuntos de la familia; pero lo que más odiaba eran los insistentes mensajes de Hwasa recordando todo lo que debía o no hacer. Se sentía prisionero de su propia existencia, incapaz de ser verdaderamente libre y de poder expresar su ser más íntimo. Se sentía encadenado a una realidad que no cumplía con sus expectativas y deseos más oscuros. Sólo había una cosa que le hacía experimentar, aunque fuera por unos instantes, lo que realmente añoraba. Sólo había una persona que le hacía sentir esas irrefrenables sensaciones. Sólo una.

– ¡Señor Seonghwa! –exclamó Yeosang jadeando, irrumpiendo en la sala sin ni siquiera anunciarse–. Tenemos un problema, el señor...

– He dicho mil veces que toques antes de entrar Yeosang. ¡¿Cuántas veces tendré que repetírtelo?! –gritó Seonghwa dirigiéndole una mirada asesina, haciendo al joven encogerse con temor, mientras lanzaba con furia una carpeta hacia una de las paredes cercanas–. ¡Joder! ¿Qué pasa ahora?

– Lamento haber interrumpido su labor, no volverá a ocurrir señor –respondió entre dientes manteniendo la cabeza agachada, pero con un ápice de desprecio en su tono–. Debo de informarle acerca de una urgencia. El señor, quiero decir, el líder del clan Kim está aquí. En el pueblo.

– ¿Perdona? ¿Qué acabas de decir? –La sorpresa en el rostro de Seonghwa no tardó en aparecer, desdibujándose lentamente en una mueca de miedo.

– Lo que oye señor. La señora Lee ha llamado hace unos minutos informando de su llegada. Parece estar solo, su Mano Derecha no le acompaña ni se avista ninguno de sus guardaespaldas. Está dirigiéndose aquí, a la mansión. ¿Debo informar a Madre señor?

– Alerta a la guardia, hazles volver de la ronda y advierte a Hwasa de reforzar la seguridad en "la frontera". Me encargaré personalmente de recibirle. Informa a Madre y al resto de la familia. Rápido, no tenemos tiempo que perder. Podría ser una visita de cortesía como una declaración de guerra hacia nuestro territorio, o una trampa –sentenció con autoridad.

– Sí señor, como desee –añadió Yeosang con una leve reverencia y, con paso apresurado, abandonó la estancia.

– ¿Qué estás tramando Hongjoong? –susurró Seonghwa con frustración, tirando de su cabello platino hacia atrás.

Si, por una parte, en lo más profundo de su ser, aquella noticia le alegraba de algún modo, por otro lado, tenía la certeza de que la visita inesperada del líder Kim no podría traer sino problemas.

Luna de Sangre // WoosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora