El bullicio ensordecedor del bar se hacía presente. Entre conversaciones, risas y el sonido metálico de los cubiertos chocar; San y Wooyoung se encontraban en aquella mesa redonda en el intento de almorzar. Los rayos de sol entraban por las cristaleras que rodeaban aquel local y los camareros se paseaban entre las mesas con velocidad. El humo de las parrillas y el olor de los diversos platillos inundaban las fosas nasales de los jóvenes, quienes se miraban en silencio, uno frente al otro.
San no podía apartar su mirada del contrario mientras hacía el amago de dar algún bocado a su comida, la cual permanecía intacta ya que, en ese momento, ninguno parecía tener apetito. El motivo de San era más que evidente, pero le preocupaba el hecho de que Wooyoung no estuviera disfrutando de aquel almuerzo como era debido. Empezó a observar su rostro con detenimiento, percatándose de las oscuras ojeras que habían aparecido bajo sus ojos y de su semblante hinchado, como si hubiera llorado recientemente y permanecido toda la noche en vela. Podía notar el cansancio del chico en sus movimientos lentos, y su mirada perdida, como si buscara entre sus pensamientos. Podía escuchar el latido irregular de su corazón, podía ver cómo las gotas de sudor resbalaban por su cuello, incluso su olor era más agrio que de costumbre. En los minutos que llevaban allí sentados, no había ni rastro de su amplia sonrisa ni de sus sonoras carcajadas, tampoco había paso al coqueteo ni el "pique" tan característico de su relación. Definitivamente podía advertir que Wooyoung no era el mismo de siempre, sin embargo, no quería reclamarle ningún tipo de explicación.
San tampoco parecía querer iniciar la conversación, pues las palabras se atoraban en su garganta sin encontrar un modo adecuado de comenzar. Aunque no de la misma forma, él también se encontraba sumamente cansado y podía afirmar que no pasaba por su mejor día. Tras la repentina visita de Hongjoong el ambiente en la familia se había tensado aún más, todos en el clan se mantenían en alerta y la situación de incertidumbre empeoraba con el paso de los días. Y entre sus obligaciones, San no podía parar de sentirse cada vez más encerrado, siendo el joven que tenía enfrente su única escapatoria. De esta forma, las inseguridades que sentía ante su primera relación aumentaban en días como aquellos, en los que ninguno era capaz de contar al otro sus preocupaciones más íntimas. Tenía miedo de que Wooyoung no confiara en él lo suficiente como para hacerle partícipe de sus pensamientos, no obstante, sabía que no era ejemplo de sinceridad y le preocupaba hasta dónde podría seguir ocultando su naturaleza.
A su vez, Wooyoung con sus ojos fijos en el umbral de la puerta, vagaba entre su mente donde los recuerdos de aquel doloroso pasado se repetían una y otra vez. Aquella mañana había acudido a trabajar tras pasar una de las peores noches de su vida y sin saber cuántas horas había estado tendido en el frío suelo, ni cuándo había acabado en su cuarto. Al despertar lo único que vio fue aquel post-it de su hermana diciéndole que al llegar lo había llevado hasta su cama y le aconsejaba descansar. Advertencia a la cual hizo caso omiso, pues pese al horrible dolor de cabeza y el cansancio acumulado en cada rincón de su cuerpo, Wooyoung decidió que esto no era excusa para no acudir a la empresa. No podía permitirse ocupar otro día libre, ni evadir sus responsabilidades ante los directivos, quienes habían confiado en él desde el primer momento. Además, sabía que quedarse encerrado en casa solo le haría más daño. Debía salir y distraerse, pues encerrado solo sería preso, una vez más, de su memoria. Esta decisión le llevaba a encontrarse en aquel restaurante con San, quien, como le había prometido, le había recordado la cita que tenían pendiente.
En él, un atisbo de felicidad seguida de una preocupación casi inevitable por verlo se manifestaba. Pese a su mente ausente, su vista se clavó levemente sobre el rostro de San quien, aunque apuesto como siempre, mostraba la ansiedad en su semblante cabizbajo. Este no paraba de acomodar su corto cabello de forma repetida y de jugar con sus manos nervioso sin tocar siquiera la comida. Sabía que el chico tampoco estaba pasando por un buen momento, podía deducirlo en la falta de conversación y la tensión entre ambos. Sin embargo, no era capaz de preguntar, ni tampoco de comentar su situación. No desconfiaba de él sino que temía por cómo explicarle lo de Yeosang, no sabía si sería capaz siquiera de mencionarlo puesto que no lo veía oportuno. No sabía qué relación tenía San con el joven y no quería interponerse en su amistad, pero, sobre todo, no estaba dispuesto a poner en peligro la relación que mantenían. Ante todas las cosas, lo que más temía Wooyoung era que el chico al que amaba huyera. Que él, también le abandonara.
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Luna de Sangre // Woosan
FanfictionEn un pequeño pueblo, a las afueras de la provincia de Gyeongsangnam-do, una serie de asesinatos comienzan a perturbar su equilibrio. Pero lo que solo unos pocos saben es que entre sus habitantes, no todos son simples mortales. Magia, clanes rivales...