El humo del cigarrillo inundaba sus sentidos mientras el ocaso se deslizaba hacia la oscuridad. Ante él, el cuerpo sin vida de un muchacho brutalmente asesinado. No parecía mayor de edad y presentaba las mismas heridas atroces que los estudiantes anteriores. Con aquellos brillantes ojos oscuros clavados en el cielo. De nuevo, el frío bosque se había cobrado otra víctima tras una aparente semana de paz. El oficial gesticulaba de forma ajetreada, correteando de un lugar hacia el otro y moviendo sus labios. Aunque para San, este no emitía ningún sonido, pues, sin prestar atención y sin escucharlo siquiera, en su cabeza sólo rondaba una pregunta: ¿cómo sabía Wooyoung que alguien moriría esa tarde?
Con los primeros rayos del alba, ambos chicos sabían que había llegado el momento de separarse. Un Wooyoung aún perezoso se vestía con lentitud mientras San le observaba con detenimiento, recostado en la cama y pensando en lo ocurrido hacía solamente unas horas. Entre resoplidos, bostezos y miradas cómplices, iluminados por la claridad matutina, ninguno decidía romper con el silencio de la atmósfera. Solo los cantos de algún que otro gallo, los susurros del viento y el valido del venado en la lejanía, hacían que aquel sigilo se disipara.
– ¿Y bien? ¿Es entretenido mirarme mientras me visto? –preguntó Wooyoung, terminando de abotonar su camisa frente al espejo, y dirigiendo una mirada pícara a San, quien se limita a reírse y echar su cabeza hacia atrás.
– Más de lo que parece... –respondió con malicia, acercándose a él y apoyando su mentón en el hombro del chico–. ¿Qué tal descansaste? Te sentí bastante agitado –concluyó, acariciando su espalda baja con toque delicado.
– Agitado me vas a poner ahora si no paras con esa mano –dijo con una sonrisa ladina, encontrando sus ojos en el reflejo–. Bueno, sí... Dormí bastante bien –musitó, casi entre dientes, evitando dar detalles–. ¿Tú qué tal? Espero no haberte molestado mucho roncando.
Ambos rieron mientras sostenían sus miradas, en un segundo en el que San buscó cómo evadir aquella pregunta, hasta que decidió simplemente mentir. O más bien, ocultar la verdad.
– Descansé bien, no te preocupes. No roncas tanto tampoco.
Tras aquellas palabras, ambos sabían que no estaban siendo sinceros, llegando a un tácito acuerdo de no pronunciarse sobre lo que había pasado esa noche. Wooyoung recordaba haber alertado a San tras aquella horrible pesadilla que le había arrebatado el sueño, aunque bien era cierto que gracias a él había logrado descansar plácidamente el resto de la noche. Odiaba no poder ser totalmente sincero con él, pero el miedo de involucrarle en sus enfermizas predicciones era mayor. Un miedo a no ser entendido o incluso, rechazado. No quería exponerle a algo tan desolante. Por su parte, San obviaba completamente el hecho de que él no solo no dormía, sino que había permanecido toda la noche con un inevitable sentimiento de incertidumbre que se mezclaba con la horrible sensación de culpa. Una culpa que aumentaba al recordar su conversación con Jihyo.
Cuando el ataque de Wooyoung dió paso nuevamente al sueño, el estado anímico de San no solo era alterado por la preocupación, sino que a esta se le añadía la impotencia de no saber cómo ayudarle en lo más mínimo. Inquieto y carcomido por los pensamientos, decidió abandonarse a la oscuridad de la noche y al destello flébil de las estrellas, mientras con cada calada de cigarrillo intentaba expulsarlos de su cuerpo. Repentinamente, un ruido desde el interior del hogar lo alertó, haciéndole voltear, encontrándose así con el calmado rostro de la hermana de su novio.
– La primera vez es aterrador, a la segunda te sigues preocupando, pero ya a la tercera te acostumbras –murmuró desanimada, posando su mano sobre el hombro del vampiro, invitándole a sentarse junto a ella–. Sé lo que estás pensando y no tienes que sentirte culpable por no poder ayudarle, nadie puede.
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Luna de Sangre // Woosan
FanfictionEn un pequeño pueblo, a las afueras de la provincia de Gyeongsangnam-do, una serie de asesinatos comienzan a perturbar su equilibrio. Pero lo que solo unos pocos saben es que entre sus habitantes, no todos son simples mortales. Magia, clanes rivales...